Cada vez que una denuncia falsa sale a la luz, me pongo a temblar. No por esa que se ha descubierto, por fin, que era una patraña, sino por las cientos, puede que miles, que nunca llegan a demostrarse. Sé que hay quien dirá que esta denuncia falsa, como otras descubiertas, son solo casos aislados y que no demuestran que haya otras muchas, ¿pero qué quieren que les diga? Tal y como está la legislación y visto lo visto, yo me inclino por pensar que sí que son casos aislados, pero no porque no haya otras; son aislados porque es muy difícil desmontar una denuncia falsa cuando, de entrada, se le da completa credibilidad por ser efectuada por una mujer en contra de un hombre. Ese es el factor de la ecuación necesario para que la maquinaria se ponga en marcha de manera inexorable.
Basta una denuncia falsa para acabar en la cárcel (el denunciado)
Denuncia falsa. Grabada comprando todo lo necesario para su propio secuestro
Si quien denuncia es la mujer, el hombre lo tiene muy difícil. Tenemos otro caso descubierto gracias a la buena labor policial, pero también gracias a que en un comercio chino se conservaban las imágenes de una compra en alta resolución.
Puedo decir el nombre porque es público: Vanesa Gesto García. Pero lo que me pregunto es ¿cuánta denuncia falsa habrá que no se descubre?
Afirmaba la denunciante: «Me raptaron. Me llevaron a la bodega de mi exnovio. Allí, él me desnudó». «Sentí algo caliente abajo. Pensé que era semen. Después me di cuenta de que escocía. Me había echado pegamento en la vagina. Luego me dejaron abandonada. Busqué ayuda».
Lo dijo a la policía, al juez, a los medios de comunicación…
El denunciado, gracias a la denuncia de esta impresentable, se ha pasado ocho meses en prisión preventiva. Valía más la palabra de la denunciante que la del denunciado o de quien le proporcionaba coartada afirmando que a esas horas estaba durmiendo. No importa; nada importa cuando una mujer se inventa una historia de este tipo.
No basta con los ocho meses que ha pasado en la cárcel, además, el denunciado ha sido prejuzgado por los medios, todos lo daban por culpable. ¿Ahora qué?
«El día que le denuncié firmé mi sentencia de muerte», dijo en Telecinco. «Lo primero que me dijo cuando me vio fue: “¿Ves, reina? Ninguna pulsera te va a proteger a ti o a tu hijo”».
La prueba definitivaLa prueba definitiva ha sido una grabación del comercio chino en la que aparecía la denunciante comprando todo lo necesario para su secuestro (medias negras para taparse los ojos, cinta adhesiva, cuchillas para autolesionarse, y pegamento).
El exnovio tenía una orden de alejamiento anterior (cada cual que imagine los motivos). Llevaba una pulsera y ella tenía un dispositivo que la avisaba de que él se acercaba. Dijo que ese día no lo usó porque solo había ido a pasear al perro.
Evidentemente hay otras denuncias anteriores. ¿Alguien duda de que también eran falsas?
Ramón Cerdá