Está muy claro que tras el a ratos fallido “A Broken Frame”,
aunque ya saben que a mi particularmente no me disgusta, Depeche Mode tenían
que remontar el vuelo y demostrar que el éxito de “Speak & Spell” no fue
casualidad. Aunque el que fuera el 2º disco de estudio del grupo tuvo algún que
otro éxito y también incluyó algún tema muy querido por los fans más añejos del
grupo, como son “Leave in silence” o “The sun and the rainfall”, había una
generosa dosis de relleno y temas vergonzosos como la rocambolesca “Monument”
(que coloquialmente llamo “Menumento” para mis adentros) y “Satellite”;
realmente malas.
Entre medias de este trabajo y el que hoy nos ocupa, el cual
también tiene una cierta lógica de título vinculada a la situación del grupo en
aquellos días, como ya sucedía con “A Broken Frame”, el grupo terminó de
reclutar y oficializar a Alan Wilder como miembro del grupo a plenos derechos,
fortaleciendo al trío formado por Dave Gahan, Martin Lee Gore y Andrew
Fletcher, y editó un single que no me parece del todo malo, “Get the balance
right”.
Estimo que “Construction Time Again”, más que un conjunto
sólido y bien nivelado de canciones, ofrece su importancia en la historia del
grupo en la novedosa producción y el sonido global del disco. Y es que, como
podrán escuchar, si es que aún no conocen la obra, en lo que a canciones
individuales se refiere, el disco palidece en ciertos instantes claramente,
aunque también aporta un temazo inmortal como la copa de un pino.
Un comienzo no demasiado deslumbrante es “Love in itself”,
que además fue elegido como 2º single del disco. Para mostrar las facturas
sonoras principales del disco, no está mal. Se nota la influencia
centroeuropea, a la que Martin Gore estaba echando el ojo, y que terminarían de
plasmarse en el que sería el siguiente disco de estudio del grupo. El
videoclip, grabado en unas galerías o cuevas subterráneas, es cuanto menos
curioso. Esos sintetizadores tan fastuosos, casi haciendo las veces de instrumentos
de viento, se superponen a bombo y platillo sobre el resto de notas
electrónicas. Por cierto, mejor la versión del álbum que el single, sobre todo
por cómo engancha con el 2º corte del disco. Frenética, acelerada y que además
permite ver a un Dave Gahan desaforado al micrófono, es “More than a party”.
Nos enfrentamos a un tema obsesivo, que va ganando beats a medida que avanza la
canción. Una especie de martilleo hipnótico y en todo caso uno de los momentos
notables de la obra. Muy interesante es la electroacústica, por definir su
estilo de alguna manera, “Pipeline”. Martin Gore aborda temas obreros en la
letra; “trabajando en el oleoducto”
es lo que más se te queda de la canción, y es que esa fabulosa portada, con el
obrero martillo en mano en lo alto de las cumbres nevadas, no es gratuita y
además de ser una portada de fuerza tremenda y muy rotunda, tiene mensaje y
contenido social que no se puede dejar de lado. No obstante, cualquier cosa se nos
quedará en nada al lado del cuarto tema del disco. Señoras y señores, quítense
los sombreros y pónganse en pié, ya que hemos llegado al capítulo del álbum en
el que se encuentra “Everything counts”. Es cierto que la potente versión en
directo de “101”
es la que más ha quedado para el recuerdo, con ese Rose Bowl de Pasadena
coreando la canción durante minuto y medio (ya podría haber tomado nota la
gente en el Palacio de los Deportes en febrero de 2006...), pero en todo caso,
la versión de estudio es fabulosa. Estamos ante uno de los grandes temas de pop
más luminoso y azucarado de Depeche Mode de su historia junto a “Just can’t get
enough”. Temas laborales circundan esa letra de melodía vocal a modo de
telegrama y las melodías tan bonitas y alegres, jalonan el tema, al igual que
los coros de Martin Gore. Me gusta mucho ese videoclip de imágenes superpuestas
de Dave Gahan bailando y cantando sobre un fondo que me recuerda al viaducto de
la calle Francisco Silvela de Madrid y esa parte final del grupo en la playa,
que sin duda influye en el recuerdo y sensación cálida de esta maravilla en
forma de canción. Tan solo por la inclusión de esta pieza en su conjunto, “Construction
Time Again” ya merecería la pena. Sin embargo, y para que no nos confiemos, el
grupo se empeña en encadenar 3 patinazos consecutivos para equilibrar la
balanza. La menos mala es curiosamente la siguiente “Two minute warning”, que a
ratos me da risa y cuyo estribillo tan trascendental no viene muy bien a qué.
Peor es “Shame”, que en lo único que acierta es en su título y en incluir la
palabra “estúpido” en su letra. No
termina de romper y por mucho empeño que le pone Dave al micro, es una de las
claras lacras del disco. Pero, cuando creían que habíamos tocado fondo... ¡No!
Llegamos a uno de los ejemplos (por si no habíamos tenido suficiente con “Two
minute warning”) que muestran por qué Alan Wilder funciona muy bien como
arreglista de temas ajenos y no como compositor puro y duro. “The landscape is
changing” es un lamentable alegato medioambiental, que alcanza uno de los
momentos más ruborizantes de Depeche Mode en un disco de estudio. Por fortuna
el disco remonta en sus 2 últimos temas. “Told you so” merece mucho la pena, y
sobre todo después de los 3 grandes disgustos que nos hemos pegado tras la
alegría de “Everything counts”, y en parte nos puede recordar a “More than a
party”, por ser en definitiva otra composición obsesiva y sesuda en sus formas
rápidas y vertiginosas. Una especie de intentar reportar la calma y mesura de
la fundamental “The sun and the rainfall” que finalizaba “A Broken Frame”, es “And
then...”. Bueno, es cierto que la canción mejora por su estribillo, su punto
fuerte, ya que algunas melodías de puente y ciertos pasajes de la letra son
mejorables, pero en su conjunto me agrada y satisface escuchar. Me parece un
buen capítulo final y recuerdo que en un viaje de verano que hice en julio de 2001 a Denia, me sirvió como
banda sonora al llevarme la discografía de Depeche Mode en Mp3 para amenizar la
estancia y el viaje. Se finaliza con el “reprise” de “Everything counts”, con
un claro objetivo de enjuagarnos la boca y terminar con buen pié y recuerdo.
Disco inconstante el 3er. larga duración de los Gahan,
Fletcher, Gore y el nuevo chico Wilder. Cierto es que ofrece momentos
interesantes y rítmicos, pero sus momentos bajos pueden estar casi al nivel de
las lacras de su obra predecesora. Quizás hubiera sido mejor incluir “Fools” en
el listado del disco, y alguna de las piezas de esa mancha de 3 temas que
median la obra, dejarla como cara b de alguno de los 2 singles.
Sin embargo, en conjunto el disco aprueba y el conjunto o el
formato mejora inestimablemente por la fabulosa portada que ofrece, durante
mucho tiempo mi favorita del grupo, en dura pugna con la que protagonizaría el
siguiente disco “Some Great Reward”. Lo importante sobre todo es que el grupo
buscaba crear una personalidad propia inspirándose en las vertientes
electrónicas centroeuropeas y que la producción de la obra, incluso hasta en
las canciones flojas, es bastante interesante.
Sin embargo, el disco repuntó, gracias sobre todo y
lógicamente al papelón de “Everything counts” como sencillo. En su día tampoco
se fue tan a fondo en criticar el relleno que a ratos te despacha la obra;
bueno, quizás es que esas canciones son buenas y es sencillamente que a mi
personalmente no me gustan, lo que pasa es que he hablado con muchos, muchos y
muchos fans de Depeche Mode a lo largo de mi vida y todos han estado de acuerdo
conmigo. No obstante, como suelo decir, para gustos los colores.
Depeche Mode sentaban las bases de su proyecto y retomaban
fuerzas tras la marcha de Vince Clarke. El grupo salió con mucha seguridad y de
ello deriva que el siguiente disco fuera su primera gran obra de principio a
fin. Como curiosidad hay que mencionar que el grupo vino en la gira del disco
que nos ocupa a Madrid a tocar a la
Escuela de Caminos, que en la actuación a David Gahan le
tiraron un vaso y tengo entendido que en la rueda de prensa no les trataron
demasiado bien, tomando los periodistas al grupo muy poco en serio; el grupo no
lo encajó bien (normal) y hasta 1987 no volverían por nuestras tierras.
Resumiendo, “Construction Time Again” no es tan buen disco como la gente dice,
pero merece la pena rescatarlo de cuando en cuando. Es cierto que hay que
valorar su técnica e ideas, pero las mismas no estaban afianzadas y a ratos
estimo que se nota. Juzguen ustedes por si mismo, yo solamente soy otro gran
aficionado más de Depeche Mode desde hace muchos años de tantos y tantos
millones que hay, que tiene sus gustos personales.
De nuestro programa de radio, decirles que este miércoles a
las 23.00h en RUAH y a las 23.59h en &radio, podrán escuchar la primera
parte del Especial Alaska Y Dinarama de 2 horas que hicimos hace unas semanas
atrás en directo en la sintonía de &radio. El Especial Miguel Bosé estará
subido lo antes que pueda a partir del domingo, día en el que a las 16.00h en
&radio podrán volverlo a escuchar.