Fotografía: Víctor Moreno | Noches del Botánico
"Noche de cruce de caminos. Entre los del pop, el rock y los sonidos fronterizos, esos que arraigaron cerca de la frontera entre México y EE.UU.", eso fue lo que prometía Noches del Botánico para la jornada del 25 de junio. Incluso el termómetro parecía querer ayudar a recrear esa atmósfera de la frontera sureña, porque alrededor de las 21:00 horas del domingo, cuando el concierto de Nikki Lane había comenzado, el mercurio marcaba 37ºC —poca broma—. No obstante, entre la luz de los focos y el movimiento de la cantautora estadounidense, la temperatura sería más alta en el escenario.
Tal cual, quien acudiera al Real Jardín Botánico Alfonso XIII de la Universidad Complutense de Madrid con la idea preconcebida de la artista Country más bien estática, con sombrero de vaquera, chaqueta de flecos y guitarra —que también lució de semejante guisa, por supuesto, ahí está la foto—, se llevó una sorpresa. Para canciones como Black Widow no dudó en cambiar el sombrero por una gorra y quitarse la chaqueta... vamos, que no se soltó la melena porque, si mal no recuerdo, en ningún momento la llevó recogida.
Fotografía: Víctor Moreno | Noches del Botánico
Fotografía: Víctor Moreno | Noches del Botánico
Por cierto, junto a ella en el escenario, banda de garantías y, además, producto nacional: Germán Salto —recuerda, recientemente abrió para Loquillo en el Backstage Fest— y Pere Mallén a las guitarras, Jokin Salaverria al bajo y Lete Moreno a la batería. En cuanto al repertorio, fundamentalmente temas de tres de sus cuatro discos: All or Nothin' (2014), Highway Queen (2017) y Denim & Diamonds (2022). Nikki Lane llegó a la capital un día después de actuar en el BBK Bilbao Music Legends Fest y, en la hora que duró su intervención en la capital, causó una impresión muy positiva.
Igualmente positiva y "fronteriza" resultó la puesta en escena de Bye Bye Lullaby en la 'Zona Momentos Alhambra', junto al acceso del recinto, a partir de las 19:30. Poco pude escuchar, pero me consta que el acústico de Esther Valverde y Dani H. Serrano gustó a los valientes que desafiaron el calor dominical desde la apertura de puertas. No es de extrañar, porque la materia prima de su último disco Tucson —aquel que grabaron en Arizona con el productor Craig Schumacher—, difícilmente podría sonar mal.
Fotografía: Víctor Moreno | Noches del Botánico
"¡Buenas noches, Botánico!", saludó Jairo Zavala sobre las 22:15 para comenzar su actuación. Otro repetidor en Noches del Botánico, aunque esta era la primera vez que su proyecto Depedro era el principal reclamo de la jornada. "Solo contigo, solo soy feliz si yo te miro, me basta tu aliento para que me sienta como el viento", Como el viento, de su homónimo debut en solitario —con permiso de Calexico— de 2008, esa fue la primera canción de la noche cuando aún no había oscurecido del todo —y precisamente soplaba el típico viento de la tormenta que finalmente no fue—. Por cierto, en solitario no estuvo en esta séptima edición del ciclo, no: Kike Fuentes (guitarra), Héctor Rojo (bajisto), David Carrasco (teclados) y Javier Gómez (batería).
"Y me decía, 'esto va a salir bien'. Y repetía, 'no sé por dónde fue'. Y que sabía cómo andar de pie y me pedía que le ayudara a ser", Hombre bueno sonó después de Máquina de piedad y mientras en la pantalla gigante que presidía el escenario seguían sucediéndose las imágenes. Estos primeros compases del concierto fueron frenéticos, con dos o tres cambios de guitarra por parte de Jairo, quien se mostraba tan enchufado como el público que abarrotaba el recinto —y que solo aguantó tres canciones sentado en la grada—.
Fotografía: Víctor Moreno | Noches del Botánico
"Mira, soy más de lo que crees. Estoy llamando a tu puerta, esa que nunca está abierta, esa que voy a romper", cuarta canción, Nubes de papel, y aquello se vino abajo definitivamente con el personal cantando y bailando incluso en las escaleras mientras Juan Pérez-Fajardo fotografiaba a diestra y siniestra... "La hacemos siempre, cómo no la vamos a hacer en esta ciudad que es la mía, que es la vuestra... ¡Vamos a bailar un poco!, esta se baila agarrado y quien no tenga con quién, que se busque la vida", exclamó el artista madrileño tras Déjalo ir, DF y Equivocado.
Quizás para predicar con el ejemplo, acabó en la pista acompañado por sus músicos al son de El pescador, uno de los momentazos de la noche alrededor de las 23:00 con buena parte de los asistentes bailando. Cuando pensábamos que todos estaban de vuelta en el escenario, un foco iluminó a cierta trompeta en los palcos, a la altura de la mesa de sonido... y aquella fue la mejor intro para otro de los temas más celebrados y ovacionados: Te sigo soñando. "Hace unos meses dijo que se iba de los escenarios, hay que hacerle un tributo todos los días", y aunque adiviné que se trataba de Joan Manuel Serrat, me sorprendió aquella versión tan enérgica de Fiesta.
Fotografía: Víctor Moreno | Noches del Botánico
"¿Qué tal estáis? Esto está pasando, ¿no?", sabíamos que este concierto de Depedro sería especial, pero incluso él parecía realmente sorprendido... A mí también me sorprendió pasar de los ritmos caribeños a los sonidos más eléctricos con semejante naturalidad, cruzando las fronteras entre géneros musicales una y otra vez sin complejos. Tampoco entendí que no levantara más pasiones una canción como Antes de que anochezca, con la batería echando humo y el mejor solo de guitarra de la velada, con Jairo al filo del escenario.
Pensándolo mejor, la gente tenía que tomarse algún momento de respiro. De hecho, cuando ya enfilábamos la medianoche, ni siquiera temas como Diciembre permitían tomárselo con calma hasta el final... "¡Es que no veas cómo controla la guitarra!", por fin alguien me dio la razón a escasos metros... Tanto en su faceta de vocalista como en la de guitarrista cumplió con creces, impecable. En definitiva, el mejor anfitrión posible para una noche que sus seguidores no olvidarán fácilmente.
Texto: Alberto C. Molina
Fotografías: Víctor Moreno | Noches del Botánico
Fotografía: Víctor Moreno | Noches del Botánico