Empezando con esta polémica el siguiente artículo, me gustaría profundizar un poco en la dependencia emocional, ya que me di cuenta trasteando en el blog de que en todos estos años que llevo escribiendo jamás he tocado el tema, y creo que se lo merece, por ser uno de esos conceptos en boca de muchos y en conocimiento de pocos.
Todos los seres humanos tenemos cierto grado de dependencia emocional de los otros, pues somos seres sociales y necesitados de afecto. Partiendo de esa base, si hablamos de grados no podemos hablar de polos, luego hablar de la persona "independiente" y la "dependiente" rozan la utopía. O te acercas a un lado o te acercas al otro.
La persona con dependencia emocional suele acercarse alarmantemente al polo de "dependencia" y suele poner, como digo siempre, todos sus huevos en la misma cesta. Si cada persona tuviera cien huevos, lo saludable sería repartir un huevo por cesta, o dos. Así si se rompe una, seguiríamos teniendo 99 huevos. El dependiente emocional pone los cien en la misma, y si esta cesta se rompe, adios muy buenas, se queda sin huevos (Qué bonita esta última frase, ¿a que sí?).
¿Por qué una persona es o se vuelve dependiente emocionalmente?
Aunque esta dinámica de relación se da también en amistades, se hace más patente en las relaciones de pareja. Las personas dependientes suelen buscar parejas con un determinado perfil, y en la mayoría de los casos comparten estas carácterísticas:
- Dominante
- Carácter fuerte
- Egoísta y posesiva
- Posesiva
- Desconsiderada
- Déspota y soberbio
Se produce una idealización extrema de la persona "amada", la sumisión va en aumento (la persona hace todo por la aceptación de esa persona y por evitar el abandono, es capaz hasta de pedir perdón por cosas que no ha hecho para mantener a su pareja contenta) y la desconsideración de la parte independiente de la relación crece proporcionalmente, llegando a tomar el rol de "tirano". No infrecuentemente se produce una ruptura, o en ocasiones muchas, lo que genera en la persona dependiente un síndrome de abstinencia, parecido al que sucede en otras adicciones, y comenzarán las conductas de acercamiento para volver con la persona, aun siendo conscientes en muchos de los casos, de que la relación es tóxica y que el trato obtenido no es el que merecen.
Normalmente amigos y familiares externos a la relación intentan hacerle ver a la víctima que esa relación es patológica y que sólo le hace sufrir. Esto llevará a discusiones y enfrentamientos, pudiendo llevar incluso al aislamiento social con tal de defender a la persona amada. El dependiente nunca será feliz, a largo plazo puede sufrir trastornos de ansiedad o depresión, y un cierto desprecio hacia sí mismo o sentimiento de culpa al saber que se está arrastrando por una persona que no le ama o incluso le maltrata.
Si la persona "amada" no corresponde a este perfil de tirano dominante y es por el contrario una persona sana, generalmente saldrá corriendo en cuanto detecte este patrón de conducta dependiente, es por ello que muchas personas con dependencia emocional sin pareja conocen y se "enamoran" intensamente cada mes de una persona nueva, idealizando y fantaseando con un futuro juntos al poco de conocerse. La desesperanza por tantos abandonos o "historias que acaban mal" solo refuerzan negativamente la baja autoestima y llegan a desarrollar creencias irracionales como "no merezco que nadie me quiera", "algo debe estar mal en mí porque si no no entiendo nadie quiere estar conmigo" o "siempre la cago". Estas mismas creencias son las que promueven conductas desadaptativas y con ellas se genera un círculo vicioso.
¿Cómo puedes descubrir si sufres dependencia emocional?
Muy fácil. Muchas veces lo que pensamos no va de la mano con lo que sentimos, pues lo que sentimos es tan desagradable (miedo, tristeza, vacío) que no queremos o podemos reconocerlo porque el dolor que generaría nos resultaría insoportable, así que preferimos inventar una realidad que encaje mejor con el concepto que tenemos de nosotros mismos, y nos creemos esa realidad. Pero es importante saber identificar lo que sentimos, tratarnos bien y ser sinceros con nosotros mismos, conocernos lo mejor posible para poder solucionar bien nuestros problemas. Para ello, he recogido algunas preguntas relevantes para que te las hagas, las pienses con calma y contestes honestamente:
- ¿Te sientes infeliz cuando la otra persona no está?
- ¿Tu estado de ánimo depende de cómo esté tu relación con esa persona?
- ¿Prefieres sufrir antes que dejarla?
- ¿Tienes miedo a la soledad?
- ¿Piensas que estar soltero es sinónimo de fracaso?
- ¿Le das siempre a esa persona prioridad, dejando el segundo puesto para familiares y amigos?
- ¿Tienes ansiedad a causa de la relación?
- Piensa detenidamente qué opinión tiene tu familia y amigos de tu pareja
Si has respondido Sí a 5 de estos ítems (en muchos seguro que has podido anadir un "pero" para justificar tu respuesta), puedes estar seguro/a de que tu grado de dependencia emocional es problemático. Aunque te parezca mentira, una relación sana se aleja mucho de una vida girando en torno a otra, de sufrir, de luchar constantemente por estar bien y de aislarse socialmente. Pero no nos pongamos dramáticos, los problemas gracias a Dios tienen solución y la dependencia es una consecuencia de algo en lo que podemos trabajar y fortalecer activamente. Como siempre digo, entrenar la mente es como ir al gimnasio, haciendo con frecuencia los ejercicios adecuados podemos ponernos hechos unos toros y lograr una salud mental óptima.
¿Qué puedes hacer para evitarla y fortalecer tu independencia?
Voy a empezar diciendo una mítica frase que es una verdad como un templo y un pilar en muchas de las terapias psicológicas que existen hoy día:"No se puede amar a alguien si no nos amamos a nosotros mismos". Con amarnos a nosotros mismos incluyo la posibilidad de disfrutar, de necesitar momentos de soledad y de no sentir ansiedad cuando ocurren, sino placer. También incluyo el autoconocimiento, la aceptación de nuestras virtudes y defectos. Olvídate de poner el foco en encontrar pareja y ponlo en Tí. Sé tu propia pareja y te aseguro que lo demás viene rodado, solo ahí podrás estar preparado para amar a otra persona sanamente, sin caer en relaciones tóxicas o destructivas. Si te encuentras entre los auto-críticos extremos estarás pensando: "qué fácil es decirlo y qué difícil hacerlo"... Pues aquí te planteo un par de pasos para que reflexiones un poco acerca del Amor que sientes por tí mismo y cuánta conciencia tienes de tu situación actual.
1°) Identificar el problema no debe ser subestimado : Esta parte es enormemente difícil, pues como en todas las adicciones, el afectado justificará su conducta con millones de argumentos "Es que no le conocéis", "me quiere muchísimo", "no pero es que yo también tengo la culpa"
2°) Comenzar una terapia psicológica: Hay muchas áreas en las que trabajar con el psicólogo: Por qué has llegado a esa situación, cómo mejorar tu autoestima, etc. Si estás en una relación de este tipo, lo ideal es, como con cualquier otro objeto de adicción, cortar radicalmente con la relación y tratar el problema. Muchas personas que no están preparadas para dar este paso acuden a terapia de pareja, lo cual puede ser en primera instancia un buen primer paso. Si no estás en pareja, lo mejor es acudir solo.
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Y con esto y un bizcocho...
"La mayoría de miedos de ser rechazado descansan en el deseo de ser aprobados por otras personas. No bases tu autoestima en sus opiniones" ( Harvey Mackay)