Dice la Ley que tanto el Estado, como las Comunidades Autónomas deben aportar el 50% del gasto en dependencia. Por supuesto, no es así. Actualmente, el Estado aporta el 20%, y las Comunidades Autónomas, el 80%. Nueva tomadura de pelo. Por supuesto, esto repercute directamente en la calidad de vida del dependiente. Si usted vive en una comunidad autónoma determinada, vivirá mejor que en otra. Esto es un fracaso injustificado. Huelga decir que el peso recae en las familias. Si usted se lo puede permitir, enhorabuena. Pero piense en todos aquellos que viven bajo el umbral de la pobreza. Lo más dramático es que el presupuesto para la dependencia en 2019 es, macroeconómicamente, una miseria. Aseguran desde la asociación que si aplicáramos la totalidad del presupuesto, se podrían atender a más de 70 000 personas y se crearían 16 000 nuevos puestos de trabajo directos.
Por supuesto, seguro que usted no ha leído nada de esto en los titulares de la prensa. Es más que posible que ni siquiera lo conociera. Pero no nos engañemos. Todo este caos es debido a que no hay una voluntad política real para apoyar a los más desfavorecidos. Si se quisiera hacer, el Gobierno habría podido hacer un Decreto-Ley. De hecho, en los últimos ocho meses ha aprobado 25. Pero, como siempre, los más necesitados no son importantes. No entiendo cómo no se denuncia esto. Nuestros políticos se mofan de nosotros durante años. ¿Hasta cuándo vamos a tener que aguantar a estos chupópteros? Es imposible que una sociedad avance si deja atrás a los más desfavorecidos.
Piensen.
Sean buenos.La canción regalo de hoy es Miedo. Es un temazo. Con todos ustedes: ¡M Clan con Bunbury!
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