Es sabido los beneficios que aporta al cuerpo la práctica regular del deporte. Lo que no es tan conocido es su efecto sobre las funciones cerebrales como el aprendizaje y la memoria. Lo que se enunció hace más de dos mil años con la conocida frase "Mens sana in corpore sano" ahora se ha podido demostrar. La dieta y el ejercicio tienen un importante efecto sobre el cerebro.
De formas hay que precisar que no cualquier actividad es positiva, por ejemplo, el ejercicio que es bueno para aumentar el tamaño de los músculos no es el más adecuado para el cerebro. Los mejores ejercicios son los aeróbicos como correr, jugar al fútbol, etc. Al realizar estas actividades los músculos envían una proteína al cerebro, la ICFG1 que se relaciona con otra molécula el BDNF, relacionada inicialmente con el crecimiento, pero que se ha comprobado que actúa como neurotransmisor. Si se bloquea el BDNF se bloquea el proceso de aprendizaje y la memoria.
Esta molécula favorece la creación de conexiones neuronales, por ello puede tener un papel muy importante en enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer.
El ejercicio no va a curar estas enfermedades pero puede ser una ayuda eficaz en el tratamiento de las mismas. Precisamente en la enfermedad de Alzheimer se considera un factor de riesgo no hacer ejercicio. La falta de ejercicio también esta relacionada con la depresión y el trastorno bipolar. Se ha comprobado que la práctica de deporte previene enfermedades como el Alzheimer, el Parkinson y la Depresión.
No solamente el ejercicio físico es un factor importante para el cerebro, también lo es lo que comemos. Es conocida la importancia del ácido Omega3 que es llamado el ladrillo del cerebro. Algunos pescados como el salmón son muy ricos en él. Uno de los componentes del Omega3 el DHA. Es tiene una presencia 10 veces superior en los pescados que en cualquier vegetal. El Omega3 es el auténtico ladrillo del cerebro, forma parte de las membranas y de las neuronas.
Otro componente importante es el Ácido Fólico presente en espinacas y naranja. Tiene incidencia en las reacciones químicas que se producen el cerebro.
Antes se pensaba que una vez se llegaba a cierta edad la muerte y deterioro de las neuronas hacía inevitable el declive del cerebro. Sin embargo desde hace 10 años se sabe que las neuronas se pueden regenerar en determinadas áreas y pueden establecer nuevas conexiones. La práctica de ejercicio en edades avanzadas favorece estos procesos de regeneración.
También se favorece la llamada Reserva Cognitiva que es como un banco donde se depositan las posibilidades que tiene el cerebro de regenerarse y que va a ser utilizado en la vejez o por causa de una lesión o enfermedad.
Hay que tener en cuenta que existen otros factores que influyen de manera importante en el funcionamiento del cerebro tales como la genética y el uso que hagamos de las neuronas. Hacer mucho ejercicio sin hacer trabajar el cerebro es como si abonamos mucho una maceta pero no plantamos nada.
Y finalmente destacar que dormir las horas necesarias también contribuye a un mejor funcionamiento del cerebro.
Fuente: Redes. Fernando Gómez Pinilla, neurólogo investigador en UCLA.