Depredadores insaciables

Oigan, ¿ustedes han oído aquel dicho de “además de puta pongo la cama”?, pues eso, perdonen que empiece así esta entrada, pero es que es un símil que sirve para estas alimañas.

Afortunadamente el grado de solidaridad con Haití, expresado en dinero ha sido muy alto, más de lo esperado aunque menos de lo que se necesita. Sin embargo no todo es solidaridad, siempre hay carroñeros que se lucran con estas desgracias.

Pues sí, hablo de esa institución que es imprescindible para el funcionamiento del sistema, esa que cuando tiene problemas el Estado se vuelca y les suelta a chorros recursos, esa que sin producir nada es la que más obtiene. Esa que en tiempos de crisis, reciben ayudas resarcirse y sin embargo obtiene más beneficios que nadie.

Hablo naturalmente de la Banca. La institución por excelencia de este sistema económico. Una institución usurera incapaz de entender algo más allá del dinero, cuyos dirigentes reciben cantidades ingentes como primas o bonos, a pesar de hundir el sistema. Bueno, pues esos botines, gonzáleces, rones y demás fauna banquera cobran comisiones –salvo que sean clientes habituales— en las transferencias de particulares dirigidas a las cuentas solidarias para la catástrofe de Haití.

Pero no lo hacen con mala intención, simplemente es una cuestión informática que no es fácil de cambiar. ¡Hay que ser cuatreros de primera y canallas extremos para actuar así y encima dar esta justificación!

A estos buitres carroñeros capaces de esta rapiña, tan valiosos en sus grandísimas empresas donde reciben sueldos estratosféricos y no son capaces de mirar por la ventana para ver qué pasa, les castigaría a irse para Haití y a ayudar allí a organizar la caótica situación. Pero no, es mejor que se queden aquí, no vayamos a exportar más rapaces, que ya tienen bastante.

Recomendación para los que quieran enviar dinero a Haití: Ingresen el dinero directamente en el banco donde tenga la cuenta la ONG elegida (no es necesario que sea la misma sucursal), si quieren ahorrarse esta comisión usurera.

Salud y República