Se encuentran en su elemento cuando trabajan rápidamente y hacen muchas cosas a la vez. Su relación con el trabajo está determinada por la necesidad de hacer las cosas de manera rápida, eficazmente y en el plazo más corto.
Viven en la aceleración y en la impaciencia. Se comunican hablando rápido a la vez que hacen otras cosas al mismo tiempo. Durante la conversación miran el reloj, y no dejan de mover las manos y las piernas.
Están incómodos cuando tienen tiempo para pensar, cuando no tienen nada que hacer o cuando se enfrentan al silencio. Sin embargo son una pieza fundamental en el equipo en aquellos momentos en que es preciso trabajar con rapidez y sacar el trabajo adelante, pues responden bien a los plazos de entrega y a la presión. Mucho mejor incluso que aquellas personas que afirman estar siempre ocupadas.
En las sesiones de coaching sólo quieren ver mejoras inmediatas. Esto les puede llevar a frustrarse en las etapas de reflexión y planificación, pero también pueden encontrar en el coaching una excelente oportunidad para conectar con esa paciencia que precisan desarrollar.
Su creencia, aquella que que está detrás de todo este comportamiento, es que sólo estarán bien si se apresuran. Interesante.
NOTAS
La prisa es uno de los drivers que Julie Hay identifica cuando analiza los diferentes estilos de trabajo. Puede encontrar más información en este enlace.
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