Revista Cine
Director: Rainer Werner Fassbinder
Hoy estaba en el patio de mi casa escribiendo cosas para la universidad, cuando de repente me dan ganas de hacer pipí, y como andaba demasiado perezoso como para entrar a mi casa, ir al baño y todo lo demás, decidí regar un arbolito dado que tampoco había nadie más. El asunto es que en mi patio no hay arbolitos, pero sí un agujero en el que alguna vez estuvo insertado el pilar de una especie de cobertizo pobre y medio destartalado, así que pensé que sería buena decisión apuntar al agujero, de esa forma tampoco ensuciaba el piso. Lo interesante de toda esta cuestión es que después de orinar, del agujero comenzaron a salir un montón de hormigas, pero una cantidad tremenda que ni se imaginan. De repente medio que me asusté, y es que no dejaban de salir, cargando comida y otros objetos, además de los cuerpos de las compañeras caídas (no creo que mi orina haya sido tan venenosa, pero en fin...), como si quisieran atacar a su involuntario agresor (recordé una vez que se comieron el cadáver de un pájaro bebé que cayó de su nido... no dejaron ni los huesos: borraron por completo su existencia). Hasta habían unas hormigas "gigantes", más o menos del triple del tamaño de las normales. Luego pasaron los minutos, la cosa se calmó, las hormigas volvieron a su hormiguero. Y en ese momento me asaltó un pensamiento: ¿qué pasaría si las hormigas se vuelven una especie en peligro de extinción? ¿Cómo reaccionaría el mundo? ¿Es tal escenario posible? Me puse a leer que hay algunos tipos de hormigas que efectivamente se encuentran en peligro de extinción, sólo que la hormiga como tal, no. En fin, sentí la necesidad de escribir al respecto, y si es por emparentar el suceso con el cine, que es de lo que acá hablamos (se supone), ¿recuerdan esa imagen de Buñuel en la que de una mano agujereada salen montones de hormigas? Sí, sí, puro caos...
Ricky es un sicario alemán que a temprana edad voló hacia Estados Unidos, dejando familia y amigos detrás. Luego de volver de Vietnam, retorna a su vieja Alemania para hacer unos trabajos requeridos por un grupo de policías corruptos. Pero el trabajo no es lo único que ocupará la mente de Ricky...
Podríamos decir que "The Amerikanische Soldat" es el trabajo más enraizado en una concepción de género por parte de Fassbinder, al menos en lo concerniente al noir que tanto le gusta (un año después haría "Whity", un western en Almería), que acá no sólo utiliza claves argumentales y narrativas sino que también estilísticas; no obstante, tengan por seguro que el director alemán aplica las claves del género en pos de sus propias inquietudes tanto cinematográficas como discursivas. No puede ser de otra manera tratándose de un autor tan personal y único, capaz de incluir cualquier forma en su universo fílmico... Puede hacer la película que quiera y nunca dejará de ser de Fassbinder...
En términos estrictamente formales, dando por hecho que la exquisita y potente sensibilidad estética fassbinderiana no se hará esperar (el juego de póquer inicial es genial), el relato fluye a través de una trama sencilla pero bien escrita y narrada, la cual, con sus acontecimientos, le permite a Fassbinder reflexionar sobre su país, sus habitantes y, por qué no, sobre sí mismo. Así, en primera instancia podremos disfrutar de la historia de un asesino a sueldo, un alemán-estadounidense que fue a pelear a Vietnam, contratado por tres policías corruptos que quieren que acabe con un puñado de personajes que saben cosas que podrían acabar con las carreras de los buenos hombres de la ley; en el camino, además de visitar a los blancos, también se reencontrará con amigos y familiares, antiguas novias y nuevas amantes, conformando una imagen nostálgica de ese paisaje abandonado y casi olvidado: no sólo una Alemania suya como de todos a quienes visita. Estos blancos representan sectores de la sociedad alemana que son aniquilados por las fuerzas del orden mediante manos ajenas y que actúan en las sombras; sin compasión, el soldado "americano" asesina a un gitano, una borracha que vende pornografía y una mujer sin ninguna particularidad "despreciable", dando cuenta de la arbitrariedad e intolerancia de la violencia institucional, defensora de conservadores valores establecidos y aceptados abnegadamente por la mayoría de la población. Que conste que Fassbinder tampoco hace una apología de los criminales o de los ociosos (no de todos quienes pueblan su vasta filmografía), sólo se dedica a denunciar sutil e inteligentemente el sistema que afecta a casi todos por igual, pues ya se imaginarán qué personajes quedan impunes... De todas formas, a riesgo de repetirme, lo digo de otra forma: Fassbinder no apunta descaradamente con el dedo, no hace juicios de valor, no alecciona moralmente; sólo expone y desnuda la realidad de la gente, una realidad que afecta más a algunos, sí, pero que es cruda para todos sin importar qué. Sus personajes, tan des-sensibilizados y apagados, parecen condenados a esta podredumbre generalizada... Y es a esta realidad a la que vuelve el protagonista, que, más o menos como en "Götter der pest", se pasea de acá para allá como si de un blues se tratase, una caminata melancólica y amarga llena de imágenes evocadoras que retrotraen a algo que ya no existe, reemplazado por un espacio que se erige como el escenario final de aquellos que ponen sus pies en tan ensangrentada y asfaltada tierra: todo soldado muere en el campo de batalla...
(Qué final, deliciosamente estilizado... y qué canción, deliciosamente triste...)