Revista Cine
Director: Robert Schwentke
Robert Schwentke es un director alemán que trabaja principalmente en Estados Unidos (luego de un par de títulos de terror al inicio de su filmografía, a principios de los 2000), teniendo entre sus créditos películas como "Red" y un par de entregas de la saga "Divergente". El año pasado estrenó esta película, producida en su Alemania natal, en blanco y negro, hablada en alemán y basada en hechos reales, ambientada en la Segunda Guerra Mundial, cuyo argumento gira alrededor del curioso pero, finalmente, aterrador caso de Willi Herold, un simple soldado alemán que, acá en la ficción (se habrán tomado ciertas licencias dramáticas/artísticas, como corresponde; ya ven que, por ejemplo, "Dunkirk" se ufanaba de ser casi 100% verídica y ahí la tienen, plana y casi soporífera durante el metraje entero prácticamente), al inicio del relato lo vemos huyendo de unos oficiales nazis, seguramente por ser un desertor. El tal Willi Herold logra escapar, y en su camino de huida y supervivencia se encuentra con el intacto uniforme de un capitán, y como el uniforme le queda bien y como debe sobrevivir pese a todo, deberá fingir ser un capitán, y lo hará en base a mentiras, mentiras cada vez más grandes que poco a poco, pero de manera definitiva e irreversible irán destruyendo esa humanidad y moralidad suya que tampoco llegamos a conocer muy bien, pero que mostraba ciertas luces de solidaridad cuando, aún siendo un cochino y mugroso y deshonrado soldado, le presta ayuda a otro sujeto en sus mismas condiciones de miseria y desamparo, de hambre y soledad. Sin embargo el uniforme lo transforma en un monstruo, un agujero negro se apodera de su alma y no dudará en matar, en masacrar y en cometer toda clase de atrocidades para aferrarse a ese uniforme, símbolo de seguridad, estatus, poder, a fin de cuentas, de supervivencia en tiempos de oscuridad y crueldad en donde sólo el más fuerte, o mejor dicho el más malo (aunque los más malos perdieron la guerra, afortunadamente), puede salir vivo. En resumen, "Der Hauptmann" es un auténtico descenso a los infiernos, cada vez más sombrío y espeso y viscoso; un desesperanzador y demencial y hasta enfermizo viaje por el horror, la sinrazón, el sinsentido. Con una puesta en escena sobria pero turbadora, captura y expresa de manera certera, sin violencia gráfica o explícita o gore, ese clima de deshumanización, amoralidad y locura del que surgen estas potentes imágenes. Hay escenas (verdaderas postales de perdición) que parecen caer en una absoluta y vertiginosa y desquiciada espiral, sin retorno alguno, de podredumbre e inmundicia... Basta ver el inicio, esa fallida persecución, en donde, entre los soldados que le disparan a nuestro protagonista se encuentra un sujeto tocando una inquietante y trastornada melodía con su trompeta, como si se estuviera burlando de él, de todos... Sí, ese es otro acierto: la falta de solemnidad y seriedad y sentimentalismo; Schwentke retrata esta demencia en su verdadero esplendor: todo crudo, masticado y escupido, la suya es una sobriedad grosera, obscena, algo iconoclasta, tenebrosa y despojada, cual prosa afilada y cortante, que recuerda un poco, manteniendo las abismales proporciones, a esa obra maestra de Aleksei German, "Qué difícil es ser un Dios". No es la trama, no es seguir una estructura ladrillo por ladrillo: es perderse por completo y hasta el fondo, como si uno quisiera escapar de un pozo cavando hacia abajo, dentro de la mierda. Porque el mal no se puede explicar...
Verdaderamente una gran y sobresaliente película, excelente película, me consta que desapercibida. No se la pierdan, no señor.