Tras la prohibición de una manifestación en favor de la excarcelación de los presos de ETA, sus promotores eludieron cualquier referencia a los reclusos y a la manifestación prohibida, pero Andoni Ortuzar, presidente del PNV, señaló que la convocatoria obedece a «las medidas excepcionales negativas» del Estado que «conculcan los derechos humanos». Ortuzar hizo hincapié en el carácter silencioso de la movilización de esta tarde y se negó a dar más explicaciones. A pesar de esta ambigüedad calculada, resulta evidente que lo que está haciendo el PNV es prestarse al juego de Sortu y la izquierda abertzale, que eran los verdaderos organizadores de la manifestación prohibida por la Audiencia Nacional. Al convocar un nuevo acto con distinto lema, el PNV se convierte en aliado político de Sortu y se pone tras su estela en una estrategia al servicio de ETA, que es realmente la que impulsa las movilizaciones en favor de sus presos.
No hace muchos años, el ilustre Arzallus hico célebre la triste frase de que unos agitan el árbol y otros recogen las nueces, en alusión a la banda terrorista –ilegal- y el PNV, formación política de calculada ambigüedad en todos los ámbitos. Efectivamente, la filosofía etarra del tiro en la nuca, no fue otra que la imposición de sus ideas a través de la violencia, lo cual no deja de constituir una suerte de dictadura, cuyo tinte de izquierda “abertzale”, le coloca el marchamo de lo progresista, convirtiendo en víctimas a los verdugos, algo que parece apoyar nuevamente el PNV actual.
La reivindicación de las ideas es una cosa y los delitos son otra bien diferente; quien violente la ley habrá de cumplir la pena impuesta por la justicia sin que se justifique grado alguno de amnistía por cualquier causa: Asesinar por una idea no merece menos –ni más- pena que hacerlo por dinero o por celos, tanto da, especialmente si consideramos el crimen pasional en el que la reinserción y el arrepentimiento del asesino suelen ser más prematuros y sinceros que en el caso de los terroristas. Estos delincuentes defienden con las armas la opresión del Estado español que les impide ser libres. El derecho a decidir. Curioso por cuanto el mismo peregrino argumento sería válido para que en mi comunidad de vecinos, reclamase el derecho histórico a la independencia –he sido el primer ocupante del inmueble- y decidiese separarme del resto por mi derecho a decidir sobre mi futuro. Lo lógico, en este caso, como en el vasco, sería propinar de vez en cuando, un par de tiros a quienes se oponen a mi idea y coartan mi libertad. Manda huevos.