Revista Opinión

Derecho a la verdad

Publicado el 08 diciembre 2010 por Javiermadrazo

Derecho a la verdadLa justicia, una vez más, actúa al servicio del establishment, demostrando con hechos concretos que la separación de poderes es una quimera y la democracia está bajo mínimos porque no admite en su seno ni la participación ciudadana, ni la transparencia.  Julian Assange, fundador de Wikileaks, permanece arrestado en Londres, después de que decidiera personarse en una comisaría de la capital inglesa en relación con una orden de detención cursada por Suecia.  No sé cuánto hay de verdad en las imputaciones que le acusan de sendos delitos de coacción, acoso sexual y violación, pero resulta más que sospechoso que todas estas causas se reabran coincidiendo en el tiempo con la filtración de miles de documentos secretos, que dejan en muy mal lugar al Gobierno USA, a sus Fuerzas Armadas y a su Cuerpo Diplomático.  

Después de todos los casos conocidos de chantaje, espionaje, corrupción, abusos, intereses mercantiles, operaciones geopolíticas, guerras orquestadas, muertes de civiles camufladas,….  Estados Unidos carece, en mi opinión, de credibilidad y legitimidad para denunciar al promotor de Wikileaks. Julián Assange está siendo una víctima clara de la capacidad de manipulación y tergiversación del Gobierno norteamericano, que quiere retirarle de la escena para evitar nuevas filtraciones que erosionen aún más su imagen en el mundo. Sin embargo, esta vez se equivocan.  Tengo la convicción de que no podrán acallar la voz de Wikileaks, ni negar el derecho a la verdad que nos asiste.  No deja de ser una ironíabque Julián Assange permanezca en prisión, aunque sea por un breve periodo,  mientras los responsables de todos los atropellos y violaciones de derechos humanos de los que no ha informado se encuentran en libertad, reivindicando la impunidad de sus crímenes en nombre del secreto de estado.  

El establishment no quiere fugas en su seno porque sabe que tiene mucho que perder si la ciudadanía toma conciencia de su arbitrariedad y sus miserias. El poder nos quiere adormecidos y por ello aspira a controlar todos los medios de comunicación, que difunden el pensamiento único, disfrazado de falsa pluralidad. Wikileaks representa una amenaza por muchas razones, pero entre todas ellas hay una que destaca: sus filtraciones despiertan la curiosidad y el deseo de saber más, aunque sólo sea por el morbo que genera conocer y desmenuzar las tripas de la política internacional.  La justicia sueca no tiene pruebas sólidas contra Assange e incluso la fiscalía cerró, en su día, el proceso ahora reabierto con una finalidad clara:  impedir, con todo tipo de artimañas, que la verdad salga a la luz. Los gobiernos del mundo se unen en esta cruzada contra el enemigo número uno del sistema porque saben que sus revelaciones ponen en peligro su monopolio y evidencian su poca talla ética y política.

Así, cuando estoy a punto de terminar este post leo en el diario El País una noticia que no me sorprende, pero si me indigna.  Wikileaks constata, con datos, que hace dos años el presidente  Zapatero, sin que mediara petición previa de Estados Unidos, ofreció a su embajador en Madrid, Alan Solomont, la posibilidad de reforzar su presencia militar en la Basa de Rota, en Cádiz, y hasta llegò a invitarle a que instalara allí el mando del Pentágono para África.  Mientras la izquierda reivindica el desmantelamiento de las fuerzas estadounidenses en España, su presidente, para agasajar a Barack Obama. regala nuestra soberanía, sin encomendarse ni a las instituciones, ni a la voluntad de la ciudadanía.  Sólo espero que Wikileaks siga operativo y podamos conocer, más pronto que tarde, el verdadero talante de quienes nos gobiernan.


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