Derechos Humanos y Juan Simarro: 10 frases

Durante algo más de un año, Juan Simarro ha sido fiel a su cita con Protestante Digital, desarrollando la serie 'Derechos Humanos, los cristianos y los pobres'. Una serie que a partir de la lectura de los Derechos Humanos ha planteado desafíos constantes, abriendo a su vez interesantes y constructivos debates entre los lectores.

Aquí presentamos una selección de frases que intentan resumir el pensamiento y las ideas planteadas a lo largo de este año. Ideas que conviene revisar y no dejar olvidadas en el tiempo.

1. Si no hay solidaridad con el hombre y búsqueda de justicia, el culto no es posible. Dios cierra sus oídos y no escucha.

2. Si eres o te consideras cristiano, lánzate a la denuncia y a la acción consecuente con tu fe. Conviértete en agente de liberación.

3. De la Biblia emanan los Derechos de los Pobres con una autoridad que supera todo texto humano.

4. En la iglesias de Dios donde no hay extranjeros, ni debe haber pobres, ni ricos, sino que todos debemos actuar y comportarnos como hijos de un mismo Padre.

5. Si los evangélicos piensan en realidad que toda vida es preciosa para Dios, incluyendo la del no nacido, el niño que está todavía en el útero de su madre, ¿por qué nos limitamos solamente a algunas declaraciones y no estructuramos programas de ayuda que lleven a la mujer a dar a luz sabiendo que hay alguien que las quiere y las va a ayudar?

6. Ser pasivo ante el escándalo de la pobreza en el mundo es un pecado, el pecado de omisión que, a su vez, nos hace cómplices.

7. Nosotros los cristianos tenemos una llamada a derrotar a Mamón llamando a los mamonistas al arrepentimiento.

8. En la evangelización deben entrar, junto al anuncio de salvación, las ideas de que evangelizar es también amar y hacer justicia.

9. Para los cristianos, los recién llegados de otros lugares del mundo cruzando fronteras y mares, son para nosotros nuevos ciudadanos, más aún, nuestros hermanos con los que nos regocijamos en la alegría del encuentro.

10. El hombre no tiene una dignidad espiritual y otra social. Lo humano y lo divino se tocan en la persona de Jesús.

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