Derechos sociales en el Aberri Eguna

Hoy, domingo, 4 de abril, las formaciones nacionalistas celebrarán en Euskadi el Aberri Eguna o Día de la Patria Vasca.  No tengo nada que objetar ante una efemérides como ésta y, por ello, no sumaré mi voz a quienes, año tras año, buscan la polémica fácil en relación con esta jornada, que se conmemora, por primera vez, en el año 1932, a iniciativa de Sabino Arana, fundador del PNV. Entiendo que cada quien es libre de reivindicar sus posiciones políticas y nadie está legitimado para negarle este derecho. Ezker Batua-Berdeak, por ejemplo, convoca anualmente a sus militantes y simpatizantes a un acto de homenaje a la República, que llevamos a cabo en Eibar.

Este año, sin embargo, el Aberri Eguna está condicionado por un hecho grave, que lesiona derechos humanos fundamentales de las personas y amenaza nuestro desarrollo futuro y nuestro bienestar. Me refiero a la crisis económica y a sus consecuencias más negativas como son el desempleo, los expedientes de regulación, el recorte de prestaciones sociales, la pérdida de confianza y autoestima de quienes buscan trabajo y no lo encuentran, la angustia de quienes no pueden hacer frente al pago de la hipoteca o el alquiler de su vivienda,…  En este contexto, considero que las formaciones nacionalistas deben poner hoy el acento en la justicia social, la solidaridad y la equidad.

Me preocupa que las demandas nacionales sean una cortina de humo que se utiliza para ocultar las demandas sociales. Quien quiera defender la construcción nacional puede y debe hacerlo, siempre desde vías políticas y democráticas, pero sin olvidar nunca que las personas están, estamos,  por encima de patrias y banderas. La confrontación real, la prioritaria, la que condiciona nuestras vidas, no está hoy en la pugna España-Euskadi, como quieren hacernos creer PSOE, PP y PNV, sino entre la izquierda y la derecha; entre la banca y la patronal, por un lado, y las ciudadanas y ciudadanos, por otro. Quienes se pegan por patrias y banderas, PSOE, PP y PNV, unen sus fuerzas para salvar el capitalismo, la reforma laboral y la ampliación de la edad de jubilación.

Que nos engañen, pero tampoco nos engañemos nosotras y nosotros. Creo en el derecho a decidir, y no me asusta ningún debate sobre el modelo de Estado, pero no quiero caer en la sempiterna trampa sobre identidades nacionales cuando las cifras de personas sin empleo crecen día a día, y poco o nada importa que sean vascas, catalanas, españolas, francesas, o de cualquier otro lugar. Hablemos del marco de relaciones Euskadi-Estado, y hagámoslo sin miedo, hasta alcanzar un consenso plural, integrador, que cohesione sensibilidades distintas y sea garantía de convivencia entre diferentes; ahora bien, no mantengamos permanentemente abierta esta refriega como coartada para negar realidades dramáticas como el desempleo. No hay patria, ni vasca ni española, que merezca ser reconocida mientras quienes vivan en ella no puedan trabajar o vivir con dignidad porque el modelo de desarrollo se lo impide.

Por cierto, hoy también es un buen día para quienes, en el seno de la izquierda abertzale rechazan la violencia, le pidan a ETA su cese inmediato, sin condiciones, por y para siempre. Antes o después tendrán que dar este paso, y esta jornada es, sin duda alguna, una buena oportunidad.  La declaración presentada esta misma semana por Brian Currin en el Parlamento Europeo les ofrece un enganche válido para hacer creíble su apuesta por las vías políticas y democráticas. La desaparición de ETA impulsará nuevos caminos de entendimiento entre la izquierda, que en algún momento tendrá que unir fuerzas, como hace la derecha, para reivindicar el socialismo frente al capitalismo. Ojala no tengamos que esperar mucho y en el corto plazo la violencia sea historia y en Euskadi los retos a conquistas sean, por fin,  sociales, en lugar de sólo nacionales,   El comunicado publicado hoy por ETA en Gara queda, una vez más,  corto par las expectativas y exigencias de paz que mantiene la sociedad vasca, e incluso una parte mayoritaria y significativa de la izquierda abertzale.