Revista Cultura y Ocio
Tan sólo nombrarlas es prosade diaristas, quienes se hacen un nombreentre lectores que alaban como viajeroslas camas y las playas por igual:pero las islas sólo existensi hemos amado en ellas. Como el climabusca su estilo, yo busco un versocrujiente como arena, claro como sol,frío como ola encrespada, cotidianocomo un jarro de agua isleña;pero igual que el diarista saboreohabitaciones poseídas por la sal(tu cuerpo tensando el arrugado marde embrolladas sábanas), cuyos espejospierden nuestras figuras dormidas,acurrucadas, como palabras que el amoresperaba usar y borró el oleaje.
Así, como un diarista de arena,anoto con qué paz bendijisteciertas islas, descendiendopor la estrecha escala para encender lámparasante el rumor del oleaje nocturno, tu mantopor escudo, o cómo limpiabaspescado para la cena, cebollas, percas, pan y pargos.Y en cada beso el gusto áspero del mar,y cómo te entregabas con la luz de la lunaa estudiar la paciencia inquebrantablede las olas, aunque pareciese en vano.Traducción de Fruela Fernández