El culto a cuerpo y la búsqueda de la belleza son temas que no pasan de moda. Queremos estar bien físicamente, gozar de buena salud y sentirnos a gusto con la persona que nos encontramos delante del espejo. Y aunque parezca fácil de decir, no lo es así de conseguir. Es por ello que, en no pocas ocasiones, nos ponemos en manos de las conocidas dietas milagro u otras técnicas para la pérdida rápida de peso que no siempre resultan efectivas.
Los mitos sobre la alimentación, lo que hay o no que comer y a qué hora del día es mejor consumir este u otro alimento permanecen en el día a día de las personas que requieren de un método para bajar kilos. Y, no solo eso, sino que son mitos que responden a hábitos alimentarios que perduran, por más que los profesionales de la salud los censuren y que se suman a otros nuevos que van apareciendo con el tiempo, convirtiéndose en modas sobre las que mucha gente basa su manera de comer.
Seguro que todos alguna vez hemos oído alguno de estos mitos de la alimentación e incluso puede que los hayamos puesto en práctica. Debemos tener en cuenta que, aunque no todas estas prácticas suponen riesgos para la salud, sí que en su mayoría son poco o nada útiles para la pérdida de peso.
El mito de las proteínas
Una de las más populares formas de hacer dieta es la que consiste en reducir de manera drástica el consumo de todo lo que no sean proteínas. Así, se opta por eliminar de la alimentación diaria productos que contengan hidratos de carbono, grasas e incluso todo lo que tenga procedencia vegetal como las frutas, hortalizas y todo tipo de verduras.
Este tipo de dieta milagro no solo no es el más adecuado para bajar de peso, por la reducción de algunos alimentos básicos para el buen funcionamiento del organismo, sino que incurre en un mal hábito alimentario que puede generar importantes problemas en nuestro aparato digestivo al poner al hígado y los riñones a trabajar más de lo habitual con el consecuente desgaste de estos importantes órganos vitales.
Si bien es cierto que se nota una bajada de peso a corto plazo, se está obligando al cuerpo a usar la musculatura para obtener la energía que no se le está dando a través de los necesarios hidratos de carbono. Además, con el paso del tiempo, el cuerpo dejará de responder con tanta rapidez y dejará de perder peso. Por tanto podemos decir que el mito de la alimentación a base de proteínas y sus beneficios no es más que eso: un mito.
El mito de los batidos detox
Durante mucho tiempo una de las prácticas más de moda en numerosos hogares de todo el mundo ha sido la de ponerse manos a la obra con la creación de batidos de diferentes productos vegetales. Piña con jengibre, apio con manzana, naranja y zanahoria… Las posibilidades son infinitas y es cierto que todos estos alimentos son bastante saludables, ricos en vitaminas e incluso refrescantes para las épocas más calurosas del año. Pero ¿de verdad son estos batidos detox tan depurativos como nos hemos llegado a creer? También hay algo de mito en todo esto.
Aunque no hay nada de malo es estas mezclas trituradas de frutas y verduras, estos zumos no son milagrosos. Y, por supuesto, no pueden ser sustitutos de otras comidas y productos imprescindibles para vivir sanos, como las grasas o los cereales. Muchas personas los han tomado, o los toman todavía, como un método para limpiar, depurar y, de alguna manera, poner a punto su organismo. Sin embargo, nuestro cuerpo, siempre y cuando goce de buena salud y todo funcione como es debido, ya está capacitado por sí solo para la depuración del organismo. Y si no gozamos de buena salud, de nada nos va a servir aficionarnos a pasar alimentos verdes por la licuadora. En definitiva, los batidos detox están bien pero no hacen milagros.
El mito de que el pan engorda
De todos los mitos relacionados con la alimentación quizás este sea uno de los más extendidos. Llevamos toda la vida escuchando que comer pan engorda, que es lo primero que hay que quitarse de la dieta para adelgazar. Sin embargo, el pan no es tan malo como lo pintan.
Una pieza de pan de unos cien gramos de peso supone unas 250 calorías, lo cual no es más que una pequeñísima parte de las entre 1500 y 2000 calorías que debe consumir un ser humano al día. Además, el pan aporta una gran variedad de nutrientes tales como los hidratos de carbono, las grasas y las proteínas vegetales, todos ellos necesarios para que esa máquina que tira de nosotros a diario, nuestro cuerpo, funcione a la perfección. Recordamos que, para que una dieta sea saludable y equilibrada, al menos un cincuenta por ciento de las calorías ingeridas al día deben ser procedentes de los hidratos de carbono. Podemos encontrar parte de ellos en el pan, así que no se le debe dar la espalda a este alimento tan popular, barato y al alcance de todos.
Además hay que desterrar desde este mismo momento el mito de que el pan integral engorda menos que el pan blanco. Es falso; ambos tipos de pan aportan hidratos de carbono por igual. La diferencia es que el integral cuenta con un aporte de fibra extra que ayuda, eso sí, a la flora intestinal.
En definitiva, si buscamos la salud y la belleza, no hay nada como seguir una dieta equilibrada, escuchar a nuestro cuerpo y acudir a un nutricionista de confianza si aún quedan dudas sobre qué y cómo comer. Y, sobre todo, ante una dieta milagro, analizar, antes de seguirla, los posibles mitos alimentarios a los que puede estar respondiendo con los consecuentes perjuicios para la salud de nuestro organismo. Para estar sanos debemos comer bien, practicar ejercicio físico y no dejar de lado a ningún grupo de alimentos.