Edificio en estado de abandono, amenazando ruina, situado en la calle de Rodas con la de Embajadores, en el barrio de Lavapiés. (FOTO: E. Fidel, 2008)
Esta vieja casa, que estaba que se caía, estaba abandonada. La habían ocupado varias veces colectivos okupas, que ocupan las casas vacías para sacar partido a los espacios abandonados convirtiéndolos en lugares útiles y en lugares en donde vivir con un toque contestatario. Pero esta casa de Rodas con Embajadores, en Lavapiés, era una casa vieja, modesta y estaba muy arruinada. Y además era muy antigua. Ya sabemos que lo antiguo y lo ruinoso resulta feo e interesa poco.
El Ayuntamiento de Madrid tenía pensado su derribo hacía tiempo en su plan de actuaciones previstas para el fin estratégico de conseguir un centro urbano más habitable, que es como lo llaman. Así que no cabía objeción alguna, ni alternativa posible.
Según Carlos Osorio, bloguero y pintor, podría ser del XVII o posterior. Y, en cualquier caso, era un interesante vestigio de las “casas populares de los siglos XVII y XVIII, cuando la edificación era de dos alturas, con viguería de madera y tejado a dos aguas de teja árabe“. En uin tiempo albergó en los bajos un horno de pan, y en el siglo XX también hubo una bodega: “Viuda de Lesmes“.
La decisión estaba tomada y la casa se derribó tal y como había de ser. Las imágenes dan una idea de lo poco efectivo y esteril que resulta el esfuerzo de mantener vivo lo que ya está administratívamente muerto.
El futuro de la esquina, del solar , queda ahora en manos de los administradores municipales. Podrá convertirse en dotación vecinal o podrá ser objeto especulativo. En estos lugares de la almendra urbana el suelo huele a dinero y la gentrificación, el aburguesamiento simpático que las nuevas clases portan, sigue siendo un fenómeno vigente. Todo dependerá de los vientos que soplen.
El edificio medio derribado. (Foto: Gaelx, en Flickr, 2011)