Revista Cultura y Ocio

¡Desabróchate!

Por Jcbarona
No sé si es bonito o una auténtica pesadilla que nada ocurra por que sí o que lo parezca. Habrá opiniones para todos los gustos. Yo os confieso que últimamente tengo la sensación de estar encontrando todo lo que extravío, incluso cosas que había dado ya por perdidas. Esto no es inquietante, es maravilloso. Incluso me ocurre que me sorprendo volviendo a buscar en el último momento objetos que perdería o que hubiese perdido viviendo con la distracción de tiempos tampoco tan lejanos.¡Desabróchate!El Universo o Dios, o Dios a través del Universo—y así sucesivamente— nos manda, me manda, qué queréis que os diga, señales, señales pequeñas que yo percibo como tales. He encontrado mis apreciadas gafas de sol meses después de darlas irremisiblemente por perdidas, en una cartera en la que ya las había buscado anteriormente (?). De hecho vinieron a mí en el proceso de estar buscando otra cosa; en el acto de remover mi statu-quo en realidad, buscaba algo nuevo para cantar… Me alegré tanto, y no solo por el precio nada barato que tienen; adquiridas en Canarias no hace menos de tres años, estaba consiguiendo amortizarlas. Tengo fama yo en casa de pierde gafas, ya pensé que esta iba a ser la enésima confirmación, y no. Me alegré por ello y por la interpretación que enseguida se construyó en mi cabeza. Mira que me han hecho falta en Chile y Ecuador con lo fuerte que pegaba el sol. Pues no, más falta me van a hacer ahora porque se acerca una época mucho más brillante en mi vida. ¿No os parece precioso? A mí sí y lo quería compartir con vosotros.De paso he decidido cuidarlas mejor ahora que han vuelto. Meterlas en su estuche cuando no las utilice y guardarlas con cariño siempre en el mismo lugar, en el suyo; así no habrá manera de perderlas. Se me brinda la oportunidad de enmendar el error… Debo haceros notar que tampoco las sustituí por otras nuevas.Ayer comenzaron los ensayos de un personaje precioso que voy a hacer y del que voy a escribir en estos días. Justo en el momento de levantarme para ensayar la primera escena, ni antes ni después, se rompió mi cinturón. Es uno reversible que ya se había roto mucho antes. Mi mujer, que es más dispuesta y manitas que yo, lo fijó con un pegamento especial, dejó de ser reversible pero por lo menos era útil, y ayer, muchos meses después, años, en realidad (conserva a duras penas uno su cintura) se rompió. ¿Casualidad?, también. Pero enseguida se me ha alumbrado la auténtica razón: Barona, suéltate el cinturón, interpretativamente hablando: ¡Lánzate!
Y qué buen ensayo, amigos.

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