La desaceleración del crecimiento económico de China, previsto para la segunda mitad de este año, amenaza con provocar una fuerte caída en la demanda de petróleo lo que podría provocar el desplome de los precios. La crisis que ya está afectando a la economía china con el estallido de su propia burbuja inmobiliaria, impedirán los fuertes crecimientos de la demanda de crudo experimentados el año pasado, superiores al 16%. De ocurrir esto, inevitablemente, se produciría un impacto a la baja sobre los precios del petróleo, que pueden descender a 70 e incluso 65 dólares afectando fuertemente a los países productores.
La caída en la demanda de todos los commodities como el crudo, el oro o el cobre, provocará un descenso general en estos precios, como ya lo hemos comentado. Lo peor de estos descensos es el impacto que tendrá al interior de las economías emergentes, que puede provocar una desaceleración económica masiva, al desincentivar nuevas inversiones. Gran parte de estas nuevas inversiones han dependido de la tendencia alcista de los precios. El petróleo de nueva producción es mas difícil de obtener y necesita precios altos, y las actuales fluctuaciones de un 15% a la baja pueden poner en situaciones muy comprometidas las rentabilidades de los nuevos proyectos. Esta situación se propaga al resto de las economías proveedoras de commodities y puede ser recurrente agravando la crisis en una espiral de desconfianza inversora, de modo que solo se vea seguridad en los beneficios especulando con el petróleo fácil que nos queda.
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