Desafección. No había reparado en el término hasta que empecé a trabajar en política. Bueno igual en algún libro leí esa palabreja, formada a partir de un prefijo sobre afección: ‘ausencia de afecto’ podría ser una definición válida.
Como siempre he defendido, ni siquiera la buscaré en el diccionario de la Real Academia de la Lengua y pondré aquí las definiciones de los señores esos, porque de una manera u otra, estar ya en curso le da mucha más vigencia que la que le pueden asignar los individuos del “fija, limpia y da esplendor”.
Y aquí van mis definiciones (totalmente indocumentadas y salidas desde mis vísceras)
Desafección política: hartazgo, malquerencia, jodedera, desconfianza, sospecha, malaidea, rencor, náusea, dolor, mal olor, peste, rechazo, cruzperroputo, cruzperromaldito, zape, salpallá, notequieronioir, quítatemedelante, otraveztú, mecagoentodoloquesemenea…
y así puedo seguir en una lista de sensaciones (que no términos, definiciones normativas, ejemplos de léxico, signos lingüísticos, significados ni significantes) que me producen sus continuos discursos demagógicos, falsos y hasta deleznables.
Y ellos, pese a todo, en lugar de trabajar contra esto parece que cada vez lo cultivan más.