¡Qué portada! ¡Qué juegazo!
La Llamada de Cthulhu, porque fue el primer juego de terror al que jugué y me enganchó a la literatura de Lovecraft. Y porque es buenísimo.
¡Dirigibles! ¡Hadas! ¡Dragones!
Castillo de Falkenstein, porque su ambientación mezcla steampunk, época victoriana y seres fantásticos es una delicia; porque su forma de juego utilizando una baraja de cartas y una libreta fue una corriente de aire fresco e innovación; porque ese sistema tiene magia, te enamora con una sola lectura y te asombra con todas las posibilidades que tiene.¡Cómo no te voy a querer!
MERP, el juego con el que me inicié y pasé mis años mozos. De todas esas partidas guardo unos muy buenos recuerdos.