¡Vamos que si lo recuerdo! Aun tengo pesadillas.
Mi primo llevaba tiempo dando la coña con que quería jugar al MERP y que montase una partida. Preparé todo y quedamos para jugar. Era una cosa sencilla para pasar la tarde y la trama no tenía mucha complicación: escoltar un cargamento de vino entre dos pueblos y luego meterles una misión más complicada.
En el primer encuentro el pj de mi primo recibe un crítico y queda paralítico. Al llegar al pueblo no tienen dinero para pagar los servicios del animista (la idea era que pillasen un trabajo y seguir jugando). Entonces, en un movimiento sorpresa, las dos jugadoras, que llevaban sendos Noldor, deciden secuestrar al animista y obligarle a que cure al pj herido (así, de un día para otro). El animista, viéndose jodido, lo que hace es envenenar al pj paralítico y darles el antídoto si le dejan libre. ¿Y qué hicieron las Noldor? (porque a estas alturas el resto de jugadores ya había devuelto su ficha viendo que la partida había saltado por los aires): mataron al animista, lo trocearon y quemaron los restos. ¿Tenían conocimientos para saber cómo salvar a su compañero? No.
¡Perdónalas Maestro, no sabían lo que hacian!
Hoy, años más tarde, aun no sé por qué pensaron que matar a la única persona que podía salvar a su compañero, que estaba en esa situación por culpa de ellas, era la mejor solución.Obvia decir que en ese momento cerré el libro y aun no lo he vuelto a abrir.