Revista Cultura y Ocio

Desafío de los 30 Días: Día 20

Publicado el 20 diciembre 2017 por Gica

Desafío de los 30 Días: Día 20

20. Cuéntanos algo feo relacionado con el hecho de ser rolero.
Aunque a veces queramos negarlo, los juegos de rol son una afición más, y comparte con todas las demás aficiones algunos defectos. Como en toda afición hay gente fanática y extrema, gente que cree que su opinión es la única válida, "cuñaos" del rol, sibaritas, enterados, trolls... Las redes sociales han proporcionado una palestra a todos esos que antes simplemente daban la matraca en su grupo de amigos o en su club de rol y, lo que es peor, hay quienes les prestan oídos. Cada vez que leo en G+ a algunas personas me da auténtica pena que dentro de mi hobbie haya espacio para tales actitudes. O más bien me defrauda. Tengo al rol en demasiada estima como para aceptar sin más que se vea contaminado por ese tipo de actitudes.

Otra actitud que estoy conociendo de forma reciente es el tema del sexismo. Esto ya no es que me defraude, es que me hiere y me repugna, a la par que me sorprende. Siento como si viviera en una burbuja o en una realidad alternativa, porque nunca he apreciado a mi alrededor ciertos comportamientos que en los últimos tiempos he visto denunciar a través de internet en ámbitos roleros. Quizá haya tenido suerte con la gente de la que me he rodeado, o quizá no haya sabido detectarlo. Cualesquiera que sea el caso es, desde luego, algo a combatir.

Por último, hay algo que no es que sea feo, pero si que me incomoda un poco aunque lo comprenda: esa necesidad, a veces manifiesta y otras no tanto, de ser aceptados por la sociedad por parte de algunos aficionados. El intento de que la gente - así en general - acepte la "normalidad" de los juegos de rol. Para mi, el hecho de buscar activamente esa "normalidad" es una forma de autoetiquetarte como "anormal". Y yo no me siento anormal. Tratar simple y llanamente las cosas con naturalidad ha sido, hasta el momento, la mejor vía para que la gente que me rodea conozca mi afición, si es que le interesa hacerlo. Eso y no buscar su aceptación. La mayoría de las personas tenemos algo que a ojos de los demás nos hace raros. Los mismos compañeros de trabajo que ven rara mi afición a los juegos de rol tienen la misma opinión de una compañera que tiene profundas creencias religiosas, de otro que es un fanático del running y de un tercero que asiste a ferias de aviones por radiocontrol en varios continentes. Cierto, ninguno ha tenido que lidiar con la mala fama heredada de un "crimen del X" (no hablaremos aquí de violencia y religión, ahem). Pero ninguno de ellos busca tampoco que los compañeros acepten lo que hacen. Simplemente disfrutan de sus intereses con independencia de lo que les parezca a unos u otros (Y si, ya sé que la creencia religiosa no es un hobbie, pero vale para este ejemplo). De igual manera, no deberíamos seguir dejando que la opinión de los ajenos influya en la autoestima de nuestro hobbie.


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