
Los momentos de desánimo pueden llegar y son lógicos puesto que somos seres humanos débiles y vulnerables, pero depende de nosotros la duración de los mismos y sus consecuencias.
Parece que las fuerzas del mal utilizan el desánimo y la tristeza para que las personas que quieren el bien se queden paralizadas y dejen de trabajar en su propio desarrollo interior tan importante para el resto de la humanidad.
La próxima vez que tengas uno de esos momentos piensa en todo lo bueno que estás haciendo y en todo lo que harás. Y aunque oigas una vocecita que te dice que no haces nada y que tu vida es inútil, es igual, ni caso, CONCÉNTRATE EN EL BIEN.