La economía y la empresa eran hace años ámbitos tranquilos, donde cada cosa estaba en su sitio y los conceptos que se enseñaban a los estudiantes eran claros y permanentes. Pero esa tranquilidad se ha acabado. Podríamos afirmar que nada es lo que era.
Por ejemplo, las empresas ya no se conforman con hacer negocio en un sector, sino que se mueven a otros sectores sin problema ninguno. ¿Ha entrado en crisis el tan alabado “zapatero a tus zapatos”? Parece que si.
¿Qué es lo que parece que importa ahora? ¿Cuál es la referencia sobre la que pivota el éxito? La marca, la imagen, la “cultura empresarial” que emana de una marca, y que se proyecta al mercado, a los consumidores. La idea es: si los consumidores ya me conocen, me son fieles, confían en mí, ¿por qué no les vendo más cosas?
Ninguna empresa puede estar tranquila en su sector, comparándose sólo con sus competidores más próximos, porque en cualquier momento puede venir un campeón de otro sector a hacerle la competencia.
Cada vez se dan más casos.
Ahora mismo puedo citar unos cuantos, y estoy seguro de que mis lectores podrán añadir muchos más: Google y Apple entrando en el mercado del automóvil, diseñando sus propios modelos de auto, apostando por los coches eléctricos y por los autónomos. U Orange entrando en el negocio bancario. Las tecnológicas (Facebook, Google, Apple) entrando en el mundo de las comunicaciones o de los pagos (Paypal, ApplePay). El eCommerce (Amazon) entrando en la logística o en los servicios informáticos.
La banca o el automóvil, sectores “de toda la vida”, grandes, sólidos, que ven como llegan competidores que no se podían imaginar tan solo hace unos años. Empresas modelo que ven tambalearse sus cimientos. ¿Cómo lo harán estos nuevos? ¿Cómo reaccionarán las empresas establecidas, se enfrentarán o pactarán con los invasores?
Estamos en tiempos interesantes.