por Adrián G. Cottín Belloso
La humanidad está marcada por hitos fundamentales que la han hecho evolucionar, los cuales han señalado la pauta para cambios económicos, políticos y sociales. De estos cambios se puede encontrar evidencia tanto en gran escala, como en pequeñas dimensiones.
Los actuales momentos marcan un hito, el paso de una era industrial a un nuevo esquema, entre cuyas características principales tendremos el fenómeno de la Sociedad de Aprendizaje. En gran escala, la Sociedad de Aprendizaje se manifestará como un nuevo esquema de competencia donde tal vez la única alternativa de supervivencia sea el compromiso de aprender continua y creativamente.
El Facilitador es representante de esta Sociedad de Aprendizaje, donde el aprendizaje es producto de la sinergia y de la cooperación de todos, y donde el Facilitador es uno más. Para ello el Facilitador debe asumir un nuevo rol, poniendo en duda todos sus supuestos y tomando conciencia de los elementos que motivan y estimulan al Socio de Aprendizaje, para incorporarlo al proceso en forma activa y generando diversión al mismo tiempo.
El aprendizaje es una de las facetas más asombrosas del comportamiento. Es algo que ocurre permanentemente y el conocimiento que vamos adquiriendo durante nuestras vidas es en esencia lo que nos permite adaptarnos y progresar en este mundo.
En la medida en que las cosas cambian, algunos conocimientos y destrezas se van volviendo obsoletos o no se adecuan a los nuevos requerimientos. La mano de obra de la fábrica está siendo sustituida hoy por la robótica; el conocimiento y las capacidades necesarias para poner en marcha una fábrica actual son muy distintas a las que se necesitaban treinta años atrás. La información está trayendo consigo nuevos esquemas de organización que eran imposibles de conseguir hace diez años, y estos nuevos esquemas están acompañados de nuevas necesidades de conocimientos.
Se hace cada vez más necesario que la persona adquiera nuevos conocimientos y desarrolle nuevas capacidades y destrezas, en lugar de simplemente actualizarse. Si bien esto parece bastante lógico, no resulta tan fácil cambiar los hábitos, las actitudes, las destrezas y los conocimientos de la persona; en algunos casos el aprendizaje de cosas nuevas puede tornarse cuesta arriba.
Puede ocurrir que el nuevo conocimiento implique hacer las cosas de forma totalmente contraria u opuesta a la manera en que habitualmente se venía realizando. En estos casos hay que desaprender primero, antes de pasar a aprender.
Desaprender en este contexto significa: Proceso por medio del cual se trata de olvidar o descartar conocimiento acumulado aprendido con anterioridad. Todos tenemos algo que desaprender; entre esas cosas podemos mencionar hábitos, dependencias y prejuicios.
Desaprender puede verse como una actitud que busca deshacerse de aquellas cosas que impiden el desarrollo y evolución personal por medio del aprendizaje. Desaprender es casi como tener una segunda oportunidad, ya que al desaprender nos estamos abriendo a la posibilidad de vivir experiencias y entrar en contacto con cosas que de otra manera no nos permitiríamos.
Desaprender no puede tener lugar a menos que las personas acepten que hay actitudes, conocimientos y destrezas que deben modificar. Es además un acto voluntario; la persona puede iniciarlo y finalizarlo cuando lo desee, pero es importante tener en cuenta que no terminar un proceso de “desaprendizaje” puede ser negativo para el Proceso de Aprendizaje que se desea realizar.
Desaprender no significa menospreciar el conocimiento y destrezas adquiridas con anterioridad, ni tampoco irrespetar la fuente a través de la cual fueron adquiridos.
Desaprender no debe ser un proceso aislado; debe ser complementado con el aprendizaje de nuevos conocimientos o destrezas. Una de las formas más eficaces de eliminar un hábito o conducta, es sustituirlo por otro que debe ponerse en práctica cuanto antes y con frecuencia.
Quienes desean incorporarse a la fascinante labor de facilitar Procesos de Aprendizaje, deben conocer que hay mucho que deben desaprender, para incrementar su efectividad. Aún si no han tenido experiencia práctica, todos los años durante los cuales han sido sometidos al esquema industrial de educación han moldeado su estilo de facilitación, incorporando hábitos que podrían convertirse en un lastre para el Facilitador y sus Socios de Aprendizaje.
La tecnología del Aprendizaje Acelerado ha demostrado ser una herramienta muy poderosa para los Facilitadores que desean incrementar la eficacia de los Procesos de Aprendizaje que coordinan, y la cantidad de felicidad asociada a los mismos. Pero el Aprendizaje Acelerado es una tecnología que rompe de forma rotunda y definitiva con gran cantidad de cosas que vivimos y a las que nos acostumbramos durante nuestra vida de estudiantes. Es necesario desaprender muchas de estas cosas a fin de entrar en un modelo que ha demostrado su eficacia y superioridad, y que se adapta mucho más adecuadamente a la realidad actual y tal vez a la del futuro.
Desaprender y Respirar
Desaprender es como respirar. Cuando respiramos, permitimos que aire nuevo entre a nuestro organismo y expulsamos el aire viejo, reteniendo en el proceso aquello que nos es útil, y eliminando lo que no nos sirve. Para que el aire nuevo pueda entrar a nuestros pulmones, es necesario primero sacar el aire viejo de los mismos.
Desaprender es de alguna forma, desechar conocimiento viejo y poder así, abrir espacio para que el nuevo conocimiento pueda pasar y quedarse.
Durante la respiración, inhalamos aire nuevo y lo ingresamos al organismo, tomando del mismo, los elementos vitales para nuestra existencia, como el oxígeno; y eliminamos las sustancias tóxicas como el bióxido de carbono, el cual desechamos contenido en el aire viejo que exhalamos. Si retuviéramos y no expulsáramos el bióxido de carbono, en primer lugar no dejaríamos ningún espacio libre en los pulmones para el aire nuevo. Pero además, estaríamos acumulando en nuestro organismo, un elemento dañino que eventualmente nos envenenaría, si es que la falta de oxígeno no nos mata primero.
Al igual que el bióxido de carbono, un conocimiento acumulado que nos neguemos a “desaprender” puede llegar a sernos muy dañino. En estos tiempos de cambio, pensar que lo que sabemos hoy nos va a servir el día de mañana, y creer que no va a ser necesario incorporar nuevos conocimientos para poder sobrevivir en el futuro, es como asumir que podemos pasarnos una hora sin respirar.
El oxígeno que tomamos al respirar, se convierte eventualmente en bióxido de carbono; pero antes juega un papel primordial en el proceso de generación de la energía que necesitamos para subsistir. De igual forma, el hecho de que desaprendamos, no significa que el conocimiento desaprendido no haya servido de nada. Todo aprendizaje implica un cambio y nos deja “algo” con lo cual establecemos nuevas conexiones con el universo.
Finalmente, dejar de respirar implica la muerte; y dejar de desaprender es no darle paso al aprendizaje de cosas y conocimientos nuevos, lo cual es también, desde un punto de vista, morir en vida. Así que toma una respiración profunda, y prepárate a seguir desaprendiendo durante el resto de la vida.
Adrián G. Cottín Belloso
Facilitador Líder – Vicepresidente Ejecutivo
PCO’s International Events, C.A.
Tomado del boletín Profesionales exitosos http://www.npe.com.ve