Cada día, una persona ingiere más de 1.000 proteínas diferentes, pero los enfermos celíacos no pueden digerirlas a todas. Es porque su organismo no tolera el gluten, que se encuentra en el trigo, la cebada, el centeno y la avena. Como una solución prometedora, ya están desarrollando la primera vacuna para hacer que el organismo no reaccione frente al gluten, y los celíacos puedan comer la comida común.
La están preparando en Australia, como parte de una colaboración entre el Instituto Walter y Eliza Hall, la Universidad Monash, y la de Melbourne, y el Hospital John Radcliffe, de Inglaterra. Es a partir de que los científicos consiguieron identificar tres fragmentos de proteínas que hacen que el gluten se vuelva tóxico para las personas con enfermedad celíaca, que padecen 400.000 argentinos.
Este hallazgo es el primer paso de una estrategia hacia la vacuna que podría impedir que el sistema inmune reaccione contra el gluten y se dañe el intestino delgado. Hace 60 años, ya se había encontrado que el gluten era la causa ambiental de la enfermedad celíaca. “Desde entonces, el Santo Grial en la investigación de la enfermedad ha sido identificar los componentes péptidos tóxicos del gluten, y eso es lo que hicimos”, explicó Bob Anderson, uno de los líderes del grupo, que publicó el trabajo en la revista Science Translational Medicine .
“Se trata de una línea de trabajo esperanzadora”, opinó Julio Bai, jefe del departamento de medicina del Hospital de Gastroenterología Bonorino Udaondo, al ser consultado por Clarín. “Pero ningún paciente debería pensar que la vacuna estará disponible pronto. Por el momento, la mejor opción es no ingerir alimentos con gluten.
Faltan al menos 3 años más de investigación, y no se sabe si esta estrategia será efectiva para todos los pacientes por igual”.
El estudio había empezado hace 9 años con más de 200 enfermos celíacos de Australia e Inglaterra. Se les dio para comer pan, magdalenas de centeno, y cebada. Seis días después se hicieron análisis de sangre, que permitieron identificar los tres fragmentos de gluten más tóxicos. Este hallazgo ya es utilizado por una empresa biotecnológica australiana que inició el ensayo en fase I de la vacuna. Esperan que esta herramienta se complemente con 3 drogas que también están en desarrollo.
Fuente: ElClarin.com