Un
estudio del Departamento de Dermatología de la Universidad. de California, San
Diego. La Jolla, CA, EE. UU publicado en el Journal of Investigative Dermatology demostró por primera vez que los anticuerpos
contra una toxina secretada por bacterias en el acné vulgar pueden reducir la
inflamación en las lesiones del acné humano. Esta vacuna sería la primera en
dirigirse a las bacterias que ya están en la piel humana, en lugar de invadir
los patógenos. Los investigadores exploraron en ratones y en células de piel
humana sí podrían inhibir la inflamación mediante el empleo de anticuerpos para
neutralizar este factor de virulencia. Sus hallazgos muestran que la aplicación
de anticuerpos monoclonales al factor CAMP 2 efectivamente disminuyó la
respuesta inflamatoria. La elección del antígeno a ser dirigido es crítico, no
solo como un factor determinante de la eficacia de la vacuna, sino también para
minimizar los posibles efectos involuntarios o la reactividad cruzada que
deterioran el equilibrio microbiano y la homeostasis de la barrera cutánea. Los
estudios futuros abordarán estos factores y se enfocarán en la ingeniería de
una formulación de vacuna dirigida o no tóxica para su aplicación humana.
Revista Salud y Bienestar
Un
estudio del Departamento de Dermatología de la Universidad. de California, San
Diego. La Jolla, CA, EE. UU publicado en el Journal of Investigative Dermatology demostró por primera vez que los anticuerpos
contra una toxina secretada por bacterias en el acné vulgar pueden reducir la
inflamación en las lesiones del acné humano. Esta vacuna sería la primera en
dirigirse a las bacterias que ya están en la piel humana, en lugar de invadir
los patógenos. Los investigadores exploraron en ratones y en células de piel
humana sí podrían inhibir la inflamación mediante el empleo de anticuerpos para
neutralizar este factor de virulencia. Sus hallazgos muestran que la aplicación
de anticuerpos monoclonales al factor CAMP 2 efectivamente disminuyó la
respuesta inflamatoria. La elección del antígeno a ser dirigido es crítico, no
solo como un factor determinante de la eficacia de la vacuna, sino también para
minimizar los posibles efectos involuntarios o la reactividad cruzada que
deterioran el equilibrio microbiano y la homeostasis de la barrera cutánea. Los
estudios futuros abordarán estos factores y se enfocarán en la ingeniería de
una formulación de vacuna dirigida o no tóxica para su aplicación humana.
