La inteligencia consiste no solo en el conocimiento, sino también en la destreza de aplicar los conocimientos a la práctica.
Aristóteles
- Mónica Soldevila -
Saber distinguir las emociones es una habilidad necesaria para solucionar problemas interpersonales. Podemos aprender a reconocer los sentimientos de otras personas, a través de la escucha y la observación. El lenguaje de la cara o del cuerpo nos ayuda a expresar nuestras emociones y a comprender las de los demás. A continuación os propongo una serie de actividades para desarrollar esta habilidad en vuestros hijos:
OBSERVAR FOTOS DE REVISTAS:
Debes seleccionar fotos en las que aparezcan personas con diferentes expresiones en sus rostros. Anima al niño a reconocer como se sienten estas personas, observando las pistas que nos dan sus caras. Explícale que esas pistas a veces se ven y a veces se oyen (o ambas cosas; como la risa o el llanto) y que, en ocasiones, son difíciles de interpretar. No le preguntes enseguida, deja que observe unos segundos para que tenga tiempo de pensar. Preguntas que puedes hacerle:
- ¿Se está riendo este niño? ¿Y éste, te parece que está alegre o triste?
- Señala una persona que esté sintiendo lo mismo que esta niña. Ahora una que sienta lo contrario.
ANALIZAR A LAS PERSONAS DE LAS PELÍCULAS:
Viendo una película, o los dibujos animados podemos hacer lo mismo. Solo que, en las películas podrá valerse de más pistas para descubrir cómo se siente cada personaje, ya que además de observar la expresión de sus caras podrá oírles.
Tanto este ejercicio como el anterior puedes utilizarlos para que aprenda a identificar con seguridad las ocho emociones básicas: alegría, tristeza, enfado, asombro, miedo, vergüenza, interés y aburrimiento.
LAS CAUSAS DE LAS EMOCIONES
Explícale que muchas veces es difícil averiguar qué les pasa a otras personas, pues pueden poner caras parecidas para la tristeza y el enfado, para la alegría y el interés, para el cansancio y el aburrimiento… A veces hay que esperar a que la persona nos diga cómo se siente para saberlo. Incluso, hay ocasiones en las que ni uno mismo sabe cómo se siente ni por qué siente así. Es importante que el niño entienda esto para que no se precipite al interpretar las “señales” de otra persona. Precipitarse puede suponer un gran estorbo a la hora de solucionar problemas interpersonales.
Para empezar, podemos utilizar las fotos de revistas del ejercicio anterior y preguntar, en cada personaje que hemos observado, por qué cree que se siente así.
Cuando el niño ya sabe reconocer las ocho emociones básicas, puedes explicarle casos particulares para que te diga la emoción que cree que sentiría en cada caso. Ayúdale si ves que tiene dificultades:
Haciendo click sobre EJERCICIO 1 – RECONOCER EMOCIONES te aparecerá el ejercicio completo en PDF para poder imprimirlo o guardarlo.
Estoy viendo en la tele a mi equipo jugar un gran partido; Estoy de visita en una casa y una señora toca al piano cosas que no entiendo; Veo por la calle una mujer con barba; Dos niños grandes me esperan en la calle del colegio para pegarme; Algunos se ríen de mí y me doy cuenta de que tengo el pantalón roto…
BUSCAMOS EXPLICACIONES A LAS EMOCIONES – LA EMPATÍA
A continuación os propongo una actividad que consiste en imaginar causas por las que una persona hace o deja de hacer algo. Debemos conseguir que el niño busque razones lógicas y evite las respuestas impulsivas propias del pensamiento asociativo, muy frecuentes en los niños.
EL PENSAMIENTO CAUSAL:
Puedes decir más o menos esto:
- Vamos a jugar al juego de “¿por qué?” Yo digo algo y tú me preguntas ¿por qué?
Empezamos:
- Estoy asombrada.
- ¿Por qué?
- Pues por dos razones: porque hoy te has portando muy bien y porque anoche vi en la tele unos perros que saben jugar al fútbol.
- Ayer tuve mucho asco.
- ¿Por qué?
- Porque vi en la calle un ratón muerto y porque un hombre había escupido en la acera, delante del portal.
Al final de cada supuesto, pregúntale si sabe cuántas razones le has dado para sentirte así. Y pasáis a la segunda parte del juego; un poco más difícil. Ahora tú preguntas por qué y el niño tiene que buscar todos los porqués que se le ocurran.
- A Elena le gusta mucho ir a la playa, pero este domingo no fue, ¿por qué?
- Jorge siempre se pelea con sus compañeros por cualquier tontería, pero hoy uno le empujó y Jorge no peleó, sino que le dijo bien que no le empujara, ¿por qué?
Podéis anotar en una hoja todas las respuestas no repetitivas que se os ocurran, evitando así la tendencia que tienen los niños a emplear lo que llamamos la ley del mínimo esfuerzo. Si por ejemplo tú dices que no fue porque hacía mucho viento, el niño puede decir porque llovía o porque hacía frío. Y basarse sólo en causas meteorológicas. Anímale a dar respuestas imaginativas.
ANTICIPAR CONSECUENCIAS:
Es importante conocer las causas y raíces de un problema, pero también es necesario pensar en las consecuencias que pueden tener nuestras acciones o nuestras palabras. Enseñaremos al niño a prever esas consecuencias antes de actuar.
Para ello le plantearás problemas que resolveréis juntos. Para facilitarle el trabajo, que no resulta nada fácil para un niño, al principio puedes darle opciones para que elija la que cree más conveniente.
Por ejemplo:
¿Cómo puedo convencer a un compañero para que invite también a mi amiga a su cumpleaños?
Opciones:
- Le doy un puñetazo.
- Le insulto.
- Lo acuso, diciéndoselo al profesor.
- Se lo pido por favor.
- Si lo haces, yo te dejaré mi juguete que tanto te gusta.
- Le explico lo divertida y buena persona que es mi amiga… etc.
OTROS PROBLEMAS QUE PODEMOS PLANTEAR:
- Me gustaría que un niño del parque, que no conozco de nada, me dejase jugar con su pelota.
- Quiero conseguir que una niña me deje darle la comida a su cachorro.
- Un niño me da un codazo y me estropea el dibujo.
- Un niño de otra clase me llama hijo de…
- Un compañero me pone un mote y me lo repite.
QUÉ PASARÍA SI:
Este es otro juego mediante el cual podemos conseguir que el niño anticipe consecuencias. Se trata de inventar situaciones a las que el otro responde:
Qué pasaría si…
…te prestan un libro y lo devuelves rayado.
…quedas con un amigo a las cinco y llegas a las cinco y media.
…no bajaras la basura todos los días.
…nadie nos lavara la ropa.
…le quitas el bocadillo a un compañero.
…le dices a una niña que es muy simpática.
…compramos un juguete nuevo y vemos que está roto.
…cada alumno se tomase las vacaciones cuando quisiera.
…los alumnos pudieran elegir a sus profesores.
…cada niño pudiera ir al colegio a la hora que quisiera (cumpliendo las 5 horas/día)
…esperases a un amigo en tu casa a las 7 y ya son las 8 y no ha llegado.
Es interesante reservar una hora del día a hablar con nuestros hijos porque además de desarrollar habilidades sociales en ellos, estrecharemos lazos. Podéis comentar cualquier cosa que os haya pasado o hayáis visto. Y recuerda que el tiempo que pases ahora con tus hijos se convertirá en un regalo para toda la vida.