Revista Empresa
Desarrollo sostenible: la gran empresa de todas las empresas
Publicado el 24 abril 2017 por Aprodelclm
Las metas globales son la mejor guía de negocios para mejorar la reputación de la empresa y su posicionamiento en el mercado.
Tras más de 15 años trabajando y estudiando sobre desarrollo sostenible, desde Afganistán hasta Honduras, desde Madrid hasta Boston, he aprendido que el sistema de cooperación tradicional sustentado en organismos internacionales y ONGs no puede afrontar los enormes retos ante los que hoy nos enfrentamos. Cuestiones como el cambio climático o la desigualdad, que afectan no sólo a las naciones en desarrollo, sino también a aquellas que llamamos desarrolladas, requieren que los Gobiernos trabajen con las empresas en nuevos enfoques innovadores para promover la inversión privada responsable, el compromiso público sostenible y la acción colectiva.
Afortunadamente, en el nuevo contexto de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, el sector empresarial ha dejado de ser considerado como ese elemento ajeno –o incluso un obstáculo al desarrollo, en el peor de los casos- a ser hoy un socio imprescindible para el logro de los nuevos Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) El último informe del Fondo ODS de Naciones Unidas, ODS y el sector privado, elaborado a partir de las aportaciones de un centenar de empresas de África, América y Europa, y en cuyo análisis y redacción he participado, revela que la mayoría de las compañías ya están trabajando para incorporar los ODS en sus estrategias empresariales. Más importante aún, todas las empresas reconocen que su capacidad principal para contribuir con el cumplimiento de los ODS es a través de su actividad de negocio. Esto representa un cambio de paradigma sustancial con respecto a anteriores esquemas anteriores más filantrópicos y asistencialistas. Durante las últimas décadas, empujadas por una sociedad más empoderada por el gran acceso a la información, las empresas se han visto cada vez más alentadas a situar las prácticas responsables y los objetivos de sostenibilidad en el centro de sus estrategias. De hecho, la sostenibilidad en los negocios se está convirtiendo en un componente esencial para el éxito de las organizaciones. Así lo reflejan también varios estudios (National Bureau of Economic Research 2010 y MIT 2015), que demuestran que las empresas que adoptan estrategias de sostenibilidad mejoran su competitividad y tienen mejores resultados económicos en el medio y largo plazo. Los ODS se convierten así en la mejor guía de negocios para gestionar los riesgos sociales, económicos y ambientales, contribuir a mejorar la reputación de la empresa y mejorar su posicionamiento estratégico en el mercado. Esto es especialmente relevante para las pequeñas y medianas empresas (pymes). Según el Banco Mundial, las pymes representan la mitad de los empleos en los países en desarrollo, y sin duda son quienes más acusarían el impacto de la inacción en los ODS. Por ejemplo, en el caso de la pyme cafetera Supracafé recogido en el informe, una cuestión aparentemente tan sencilla como el pago a los jornaleros del café en Colombia derivó en un reto al desarrollo, debido a los problemas de la población rural para acceder a los servicios bancarios. La compañía tuvo que innovar y contribuyó a generar una solución integral de pago a través de códigos enviados por mensajes de textos. La clave para la implantación de los ODS en la estrategia de negocio será, por tanto, adaptarla al contexto donde opera cada empresa. Paradójicamente, uno de los mayores desafíos de la agenda proviene de su principal ventaja: la universalidad. Las diferencias en valores, normas, sistemas políticos, legislación, clima o geografía entre países y sociedades se convierten en grandes desafíos a la hora de actuar en un contexto global. La universalidad conlleva diversidad, y la diversidad requiere flexibilidad y adaptación. La buena noticia es que las empresas, por su actividad competitiva, están mejor posicionadas para adaptarse constantemente y aprender de la experiencia. Si bien no hay recetas específicas o mejores prácticas que puedan ser aplicables a todos los casos, el informe extrae algunos principios claves que han ayudado a las empresas a enfrentarse a estos retos y a lograr resultados positivos en su contribución a los ODS: 1. Enfoque en los Problemas Locales: La mayoría de las empresas aconsejan dialogar constantemente con sus grupos de interés y comunidades locales para comprender los verdaderos problemas y trabajar conjuntamente las soluciones adaptadas al contexto.2. Adaptación y aprendizaje: Muchas empresas se han dado cuenta de que sólo adaptándose al contexto local se puede aprender a través de la experiencia para progresar en la resolución de los problemas más complicados.3. Alianzas locales y globales: Las empresas expresaron la necesidad de asociarse con instituciones públicas y sociales para compartir aprendizajes y aumentar su impacto conjunto.4. Colaboración Institucional: Los gobiernos y las instituciones internacionales deberían incrementar sus esfuerzos de colaboración con las empresas a nivel operacional y de políticas, tanto a nivel local como global. Existe un gran potencial para desarrollar conjuntamente mecanismos de financiación, nuevas tecnologías y modelos de negocio innovadores que favorezcan un crecimiento más inclusivo y sostenible. Los ODS son el gran reto, la “gran empresa” común que gobiernos, organismos internacionales, sociedad civil y empresas de todo el mundo, trabajando juntos, deberemos lograr en los próximos 14 años. En ese sentido, el trabajo del Fondo de los ODS, creado gracias a una contribución inicial de España, marca una nueva estrategia en cómo el trabajo conjunto público-privado puede ayudar al logro de la Agenda de Desarrollo Sostenible 2030.
Fuente: elpais.es/Ignacio Álvaro es especialista en Gestión y Liderazgo de Organizaciones Públicas y de Desarrollo de la Universidad Pontificia Comillas.
Tras más de 15 años trabajando y estudiando sobre desarrollo sostenible, desde Afganistán hasta Honduras, desde Madrid hasta Boston, he aprendido que el sistema de cooperación tradicional sustentado en organismos internacionales y ONGs no puede afrontar los enormes retos ante los que hoy nos enfrentamos. Cuestiones como el cambio climático o la desigualdad, que afectan no sólo a las naciones en desarrollo, sino también a aquellas que llamamos desarrolladas, requieren que los Gobiernos trabajen con las empresas en nuevos enfoques innovadores para promover la inversión privada responsable, el compromiso público sostenible y la acción colectiva.
Afortunadamente, en el nuevo contexto de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, el sector empresarial ha dejado de ser considerado como ese elemento ajeno –o incluso un obstáculo al desarrollo, en el peor de los casos- a ser hoy un socio imprescindible para el logro de los nuevos Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) El último informe del Fondo ODS de Naciones Unidas, ODS y el sector privado, elaborado a partir de las aportaciones de un centenar de empresas de África, América y Europa, y en cuyo análisis y redacción he participado, revela que la mayoría de las compañías ya están trabajando para incorporar los ODS en sus estrategias empresariales. Más importante aún, todas las empresas reconocen que su capacidad principal para contribuir con el cumplimiento de los ODS es a través de su actividad de negocio. Esto representa un cambio de paradigma sustancial con respecto a anteriores esquemas anteriores más filantrópicos y asistencialistas. Durante las últimas décadas, empujadas por una sociedad más empoderada por el gran acceso a la información, las empresas se han visto cada vez más alentadas a situar las prácticas responsables y los objetivos de sostenibilidad en el centro de sus estrategias. De hecho, la sostenibilidad en los negocios se está convirtiendo en un componente esencial para el éxito de las organizaciones. Así lo reflejan también varios estudios (National Bureau of Economic Research 2010 y MIT 2015), que demuestran que las empresas que adoptan estrategias de sostenibilidad mejoran su competitividad y tienen mejores resultados económicos en el medio y largo plazo. Los ODS se convierten así en la mejor guía de negocios para gestionar los riesgos sociales, económicos y ambientales, contribuir a mejorar la reputación de la empresa y mejorar su posicionamiento estratégico en el mercado. Esto es especialmente relevante para las pequeñas y medianas empresas (pymes). Según el Banco Mundial, las pymes representan la mitad de los empleos en los países en desarrollo, y sin duda son quienes más acusarían el impacto de la inacción en los ODS. Por ejemplo, en el caso de la pyme cafetera Supracafé recogido en el informe, una cuestión aparentemente tan sencilla como el pago a los jornaleros del café en Colombia derivó en un reto al desarrollo, debido a los problemas de la población rural para acceder a los servicios bancarios. La compañía tuvo que innovar y contribuyó a generar una solución integral de pago a través de códigos enviados por mensajes de textos. La clave para la implantación de los ODS en la estrategia de negocio será, por tanto, adaptarla al contexto donde opera cada empresa. Paradójicamente, uno de los mayores desafíos de la agenda proviene de su principal ventaja: la universalidad. Las diferencias en valores, normas, sistemas políticos, legislación, clima o geografía entre países y sociedades se convierten en grandes desafíos a la hora de actuar en un contexto global. La universalidad conlleva diversidad, y la diversidad requiere flexibilidad y adaptación. La buena noticia es que las empresas, por su actividad competitiva, están mejor posicionadas para adaptarse constantemente y aprender de la experiencia. Si bien no hay recetas específicas o mejores prácticas que puedan ser aplicables a todos los casos, el informe extrae algunos principios claves que han ayudado a las empresas a enfrentarse a estos retos y a lograr resultados positivos en su contribución a los ODS: 1. Enfoque en los Problemas Locales: La mayoría de las empresas aconsejan dialogar constantemente con sus grupos de interés y comunidades locales para comprender los verdaderos problemas y trabajar conjuntamente las soluciones adaptadas al contexto.2. Adaptación y aprendizaje: Muchas empresas se han dado cuenta de que sólo adaptándose al contexto local se puede aprender a través de la experiencia para progresar en la resolución de los problemas más complicados.3. Alianzas locales y globales: Las empresas expresaron la necesidad de asociarse con instituciones públicas y sociales para compartir aprendizajes y aumentar su impacto conjunto.4. Colaboración Institucional: Los gobiernos y las instituciones internacionales deberían incrementar sus esfuerzos de colaboración con las empresas a nivel operacional y de políticas, tanto a nivel local como global. Existe un gran potencial para desarrollar conjuntamente mecanismos de financiación, nuevas tecnologías y modelos de negocio innovadores que favorezcan un crecimiento más inclusivo y sostenible. Los ODS son el gran reto, la “gran empresa” común que gobiernos, organismos internacionales, sociedad civil y empresas de todo el mundo, trabajando juntos, deberemos lograr en los próximos 14 años. En ese sentido, el trabajo del Fondo de los ODS, creado gracias a una contribución inicial de España, marca una nueva estrategia en cómo el trabajo conjunto público-privado puede ayudar al logro de la Agenda de Desarrollo Sostenible 2030.
Fuente: elpais.es/Ignacio Álvaro es especialista en Gestión y Liderazgo de Organizaciones Públicas y de Desarrollo de la Universidad Pontificia Comillas.
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