Según la definición de la Real Academia Española, el desarrollo sostenible es el que se puede mantener durante largo tiempo sin agotar los recursos o causar grave daño al medioambiente. Sin embargo, esto sólo se trata del medio para alcanzar el fin: asegurar el futuro de la humanidad. Por esta razón, deberíamos preguntarnos si estamos avanzando hacia el desarrollo sostenible y si es realmente posible llegar a él.
Para ello, evaluaremos algunos de los diecisiete objetivos propuestos por la Organización de las Naciones Unidas el 25 de septiembre de 2015 con vistas hacia los próximos quince años, es decir, hasta 2030. Dichos objetivos son los siguientes:
Comenzando por el primero, la pobreza se encuentra en una progresiva disminución a nivel global desde principios de los años 90. Según un estudio de octubre de 2015 perteneciente al Banco Mundial, el número de trabajadores con ganancias menores a $1,91 al día (lo que equivale aproximadamente a 1,70 €) se ha reducido en más de mil millones de personas en 22 años. Si continuara descendiendo al mismo ritmo, en 2030 la población bajo este umbral de pobreza habrá desaparecido casi por completo. Sin embargo, si observamos la situación por zonas, nos damos cuenta de que esto no sucedería en todos los países. Por ejemplo, en África subsahariana esta cantidad aumentará hasta el medio millón si no se toman medidas para evitarlo (gráfico bajo el párrafo). Esto nos lleva a una clara contradicción, pues parece que no se tiene en cuenta la situación de ciertos países en específico para realmente evaluar el contexto en el que nos hallaremos dentro de algunos años. Se debe asumir también que a veces hay picos de pobreza, pero para disminuirlos realmente y si se quiere alcanzar el desarrollo sostenible, se debería intentar equilibrar a todos los países, ayudando a los más desigualados en la balanza. En la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible aparecen diversas acciones guiadas hacia la erradicación de la pobreza y, a su vez, del hambre, la carencia de educación y la falta de bienestar y salud.
Acerca de la igualdad de género se están realizando enormes progresos. Un claro ejemplo es el logro de la equidad en la educación primaria en dos tercios de los países desarrollados. Sin embargo, el porcentaje de mujeres trabajadoras fuera del sector primario en regiones de África, entre otros lugares, es aún insuficiente, manteniéndose en un 20%. Este quinto objetivo se propone diversas y relevantes metas, como el fin de la discriminación al género femenino en todos los ámbitos y la equidad en las oportunidades laborales y de liderazgo independientemente del género, lo cual se ha comenzado a realizar también mediante campañas externas a la ONU, como He for she.No somos tan diferentes. Por Beth Scupham.
Con el octavo objetivo, se pretende luchar contra el desempleo y el trabajo denigrante y la explotación. La Agenda 2030 pretende el pleno empleo para entonces, aunque desde nuestra perspectiva actual se ve complicado, por el simple hecho de que el mundo se está recobrando de una larga crisis económica. Como vemos en el gráfico inferior, el número de desempleados – incluyendo sólo a personas activas en la búsqueda de trabajo – ha aumentado en los últimos años de manera notable (en concreto, en casi 40 millones de personas, un incremento del 10%). Aunque se puede deber a la recesión que acabamos de pasar, será difícil erradicarlo completamente en tan solo quince años. Como obstáculo añadido a superar, la mitad de los países considerados por la ONU como “menos desarrollados” se encuentran en una situación frágil o conflictiva, lo que les sitúa en una posición de desventaja en su evolución respecto al resto.
Relacionado con el anterior punto, encontramos el objetivo dieciséis, el cual requiere la consecución de la paz y la justicia a nivel global. No obstante, hoy en día nos hallamos en un contexto en el que la paz global no existe e incluso está herida de gravedad. Esto se debe a la guerra en los países al este de Europa, que se está extendiendo por el mundo con el aumento del radicalismo y del terrorismo – para quien le interese ampliar información, una joven ciudadana turca nos expone la situación en la que se encuentra su ciudad, Estambul, aquí. En lo que a justicia se refiere, aún no se ha logrado la igualdad ante la ley ni siquiera en los países considerados como desarrollados. Por lo tanto, ambas necesitan aún muchas mejoras, a pesar de que deberían ser una base estable y fija para la humanidad.
La balanza de la justicia. Por Michael Coghlan.
Por último, pero no menos importante, dentro de este plan de desarrollo sostenible hay numerosos puntos dedicados a salvaguardar nuestro planeta (objetivos número seis, siete, once, doce, trece, catorce y quince). Independientemente de que traten sobre el agua de ríos y océanos o sobre los bosques, pasando por la ciudad y el consumo sostenible, todas estas metas buscan, en último término, garantizar el futuro de la Tierra. Dentro de la amplitud de este tema, me centraré en la evolución de la calidad del aire a nivel mundial y los nuevos componentes contaminantes y tóxicos que nos afectan a todos los seres vivos simplemente con realizar un gesto tan simple e involuntario como respirar.
Así pues, el gráfico que se halla sobre este párrafo nos indica las emisiones de diversos componentes tóxicos a la atmósfera desde 2006 hasta 2012. A la izquierda vemos las unidades de medida sobre las que se distribuyen los gases fluorados, el N20 y el CH4. A la derecha, aparecen las del CO2, en amarillo anaranjado. A pesar de que se hallan a distintos niveles de emisión, pues unos aparecen más habitualmente en la atmósfera que otros, se observa claramente una tendencia al alza en todos ellos, aunque esta es más tenue en el N2O y el CH4. Este aumento se está produciendo de una manera demasiado rápida para la Tierra, que no puede asimilar el exceso de contaminantes. Así pues, se produce un agravamiento del efecto invernadero, haciendo que la temperatura terrestre se eleve. Además de perjudicar al planeta, estas emisiones dañan a los seres vivos que lo habitan, incluidos nosotros, los seres humanos, que nos vemos expuestos a tóxicos de forma continua, lo cual provoca o empeora problemas pulmonares. El objetivo de la ONU frente a ello es mejorar la calidad del aire y reducir el impacto ambiental negativo de las ciudades. Sin embargo, si la tendencia continúa siendo positiva, nunca llegará a cumplirlo.
Por un Madrid sin contaminación (para ver el nivel de calidad del aire en Madrid en tiempo real, aquí).
Después de evaluar los diversos puntos expuestos por las Naciones Unidas, nos percatamos de que se producen algunas contradicciones (como en el ejemplo de la pobreza, donde los datos de África aumentarían, aunque la pobreza mundial supuestamente sería erradicada) y que realmente, aunque probablemente estemos en el buen camino para asegurar el futuro de la humanidad, aún queda mucho por recorrer y otro tanto por corregir. Durante este metafórico viaje – el cual probablemente dure bastante más de los quince años propuestos para los objetivos -, toda la humanidad debe permanecer unida frente a las injusticias y, de esa forma, cumplir uno por uno los diecisiete objetivos de la Agenda 2030, creada por la ONU pero dirigida a todos y cada uno de los habitantes de este planeta.