Revista Medio Ambiente
El nuevo desastre natural ocurrido estos días en la región de Río de Janeiro, en Brasil, debiera hacernos reflexionar.
El cambio climático ya no es un futurible. Es una realidad que se ha hecho patente en el propio año 2010. Año declarado por los científicos como uno de los de mayores desastres naturales de las últimas décadas.
A modo de resumen, recordemos:* Terremoto de Haití, de 7 grados en la escala de Richter. Con más de 200.000 muertos, 250.000 heridos y más de un millón de desplazados* Terremoto de Chile, unos meses después del anterior, el 27 de febrero. Con una magnitud de 8,8 grados. Con 521 fallecidos. 500.000 viviendas destruidas y un total de 2 millones de damnificados. El tsunami que impactó sobre las costas chilenas poco después terminó por destruir muchas localidades ya afectadas por el seismo. * Volcan de Islandia, ese de nombre imposible: Eyjafjallajökull. El 14 de abril entró en erupción y sus efectos afectaron a toda Europa a causa de la ceniza volcánica que obligó a cerrar durante días el espacio aéreo de muchas zonas de Europa. * Vertido del Golfo de México, no fue en principio provocado por la naturaleza sino por la petrolífera BP. Murieron once personas pero las consecuencias ecológicas son aún incalculables.* Terremoto de Yushu, en China. De 6,9 grados de magnitud, el 14 de abril. Murieron 2.700 personas y 10.000 resultaron heridas.* Tormenta Agatha, en Centroamérica, siendo el país más afectado Guatemala por corrimientos de tierra e inundaciones. 192 muertos.* Inundaciones en Pakistán. A finales de julio. 1.600 fallecidos y más de 14 millones de personas afectadas. * Ola de calor en Rusia, en este verano. Alcanzaron temperaturas sin precedentes por aquellos parajes: 40 grados.
Ahora los dos primeros grandes desastres de 2011 han sido las inundaciones en Australia y en Brasil.
En Australia el efecto de las inundaciones ha sido brutal y grandes extensiones han sido declaradas zonas de desastre natural. Han sido consideradas las inundaciones peores de los últimos 50 años. Han muerto 54 personas.
En Brasil, en la región de Río de Janeiro, con unas inundaciones feroces también, ya han fallecido más de 500 personas y 10.000 han perdido su hogar. El drama humano, social y económico es brutal.
Es cierto que hablamos de desastres naturales pero estos tienen una mayor repercusión si el lugar donde ocurren es de extrema pobreza. Ejemplos los encontramos en Haití, en Pakistan, ahora en Brasil.
El terremoto de Chile fue de mucha mayor intensidad que el de Haití, sin embargo aquí su efecto mortífero fue brutal a causa de las pésimas construcciones que aumentaron considerablemente el número de víctimas. Por suerte, en Chile afectó a una zona más despoblada.
Lo mismo ocurre comparando las inundaciones de Australia y las de Brasil. Por supuesto que las pérdidas económicas en Australia son brutales pero aquí han muerto 54 personas y en Brasil llevan ya 500. La construcción de riesgo de la zona de Río, en torrenteras y con unos materiales pésimos han dado lugar a estas terrible número de víctimas.
Por eso, y como conclusión, decir que sí son desastres naturales, pero menos. O al menos, considerar que muchas de las consecuencias son provocadas por el hombre.
Mientras esto no lo aprendamos, tendremos grandes dificultades para hacer frente al número creciente de desastres naturales que el planeta está padeciendo en esta últimos años.