Revista Cultura y Ocio

Desavenencia lingüística

Por Isabel Martínez Barquero @IsabelMBarquero
DESAVENENCIA LINGÜÍSTICA
La anarquía se hizo dueña del amplio reino del lenguaje cuando una provincia levantisca se amotinó y declaró su soberanía independiente. Las palabras decidieron abandonar a los signos e instalarse en la flamante provincia libre, donde, solas, funcionaban a su antojo sin nexos ni marcadores que las sujetaran e indicaran la pausa conveniente, el respiro adecuado, por lo que el habla y la lectura se convirtieron en un ritmo monocorde donde cada humano se detenía cuando su aliento no daba más de sí. En el resto del reino, los signos, solos y errantes, perdieron la función del logosy se distribuyeron a la deriva con sus comas, sus puntos, sus rayas, sus grafías de admiración o interrogación, sin fundamento que los sostuviera y les proporcionara un sentido, sin norma que aconsejara su uso en un lugar u otro. Cuando un diplomático de la escarpada república del significado intentó la alianza entre las dos potencias enfrentadas, lo echaron sin miramientos de ambos territorios enemigos por no tener, según las palabras, sensibilidad para la poesía y por estar falto, según los signos, de criterio artístico moderno. 

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