Una de las pocas cosas que a estas alturas sigo recordando de mis primeros días en Austria es mi primer desayuno. Recuerdo haber ido desde el hotel donde yo trabajaba hasta el hotel que estaba más arriba, donde conocí al Cocinero alemán y donde después trabajé yo misma en la cocina, y haberme cruzado con uno de los compañeros que había por allí; uno al que ya había conocido el día de antes. Él, muy amablemente, me enseñó la mesa de personal y me dijo: mira, ahí tienes el desayuno, coge lo que quieras.
Y así me encontré, de repente, ante una mesa llena de panecillos, como los de Heidi, y un plato lleno de embutido, queso, etc., junto a otro con varios trozos de tomate, pepìno y pimiento. Allí estaba yo, recién llegada de la gran ciudad, habiendo desayunado un vaso de leche con magdalenas o cualquier otro bollito dulce durante todos los años previos a ese momento, y me dije: ¿qué es esto? ¿Un desayuno salado? Lo más salado que había desayunado yo hasta entonces era un trozo de pan con unas cuantas buenas lonchas de jamón con aceite metidas dentro, pero esto se escapaba de mi conocimiento...
Aquel día me preparé un bocadillito de jamón y queso que me supo a rayos... a las 7 de la mañana... imagínense ustedes. Sin embargo, poco a poco me fui acostumbrando al sabor de las cosas saladas tan de mañana y poco a poco me he ido incluso haciendo a la idea de mezclar sabores variados con cualquier trozo de pan que me encuentro, sea la hora que sea. Paté con queso; queso de untar con mortadela... Lo que surja. Porque, esa es otra, desayunar antes de las 7:30 de la mañana da hambre a largo plazo, por lo que uno se come cualquier cosa que encuentre. Al menos yo.
La buena noticia es que en Austria existe una enorme variedad de panes, por lo que cada día puedo probar algo diferente sin llegar a aburrirme. Y si fuera cliente de un hotel como éste en el que me encuentro, no sólo sería objeto de estudio de mi teoría, sino que mis desayunos serían mucho más entretenidos, puesto que se puede elegir absolutamente de todo:
- Panes con y sin semillas, individuales o en barra para que cada cual se corte lo que quiera, pan tostado y panecitos cuadrados ya tostados:
- Un número infinito de jamones, quesos y embutidos de cualquier animal disponible, para rellenar los panes.
- 5 / 6 bollos distintos, sin contar con croissants y otros dulces rellenos de mermelada de varios sabores.
- 11 tipos diferentes de mermeladas, de las cuales 4 son sin azúcar.
- 6 clases de miel, como mínimo.
- 24 tipos de té a elegir.
- Yogur de al menos dos sabores, colocado al lado de macedonia de frutas y de los trozos de fruta ya cortados (esto es importante, ya que hay gente que mezcla ambas cosas).
- Birchermüsli: me parece interesante destacar este tipo de yogur, ya que lo he visto a lo largo y ancho de toda Austria y es bastante apreciado, sobre todo si es casero. Se trata de una mezcla de yogur natural, copos de avena, trozos de fruta y frutos secos y zumo de limón o de lo que quiera echar cada uno. No está mal del todo.
- Huevos fritos, revueltos, tortillas, huevos cocidos blandos o más duros, según como se prefiera.
- 20 fuentes con cereales y frutos secos.
- Mantequilla, margarina, mantequilla sin lactosa, etc.
Y una infinidad de yo qué sé cuántas cosas más. Que porque una ya desayuna antes de empezar a trabajar y porque la jefa suele andar por ahí, sino podría pasarme horas comiendo de aquí y de allá.
Aunque esta descripción se limite a este hotel, la mayoría siguen esta tendencia, e incluso las cafeterías que ofrecen desayunos (al menos las de esta región) tienen una variedad de productos bastante similar:
Y, por otra parte, tenemos la opción de comprar los panes para el desayuno con relleno ya incluido...
... que es lo que yo hago cuando, en días como hoy, tengo libre y no me apetece salir a la calle porque no para de nevar. Con cosas como estas me arreglo tanto el desayuno como la comida. ¿Para qué quiero más?
Dicho esto... ¡Que aproveche! O, como se dice por aquí: Mahlzeit!