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MIGUEL MONTES CAMACHO, EL UNIVERSAL | Cartagena, Colombia |
AROLDO MESTRE - EL UNIVERSAL
Las obras en el tramo 4 de Transcaribe, entre El Amparo y el barrio Anita, no han terminado pese a que su fecha inicial de entrega venció en junio del año pasado; desde entonces ha transcurrido un año en el cual se han concedido varias prórrogas y plazo para corregir defectos.
La demora en las obras en los tramos 4 y 6 de Transcaribe tiene su principal explicación en la iliquidez de la constructora barranquillera H y H Arquitectura S.A., que radicó el 25 de mayo de este año ante la Superintendencia de Sociedades una solicitud de admisión a la Ley de Quiebras y Reorganización Judicial.
El desplome de esta firma representada por el contratista barranquillero Javier Haddad Cure reaviva las dudas sobre la entrega definitiva del tramo 6, entre la Glorieta Santander y la Base Naval, el cual no ha sido recibido por la Administración Distrital ya que está pendiente la corrección varios de defectos, como es el arreglo de bordillos, placas de concreto y adecuación de zonas verdes.
Para la construcción de este trayecto vial se destinaron $9.574 millones.
La crisis también afecta al tramo 4, entre El Amparo y el barrio Anita, que se construye desde hace 20 meses por parte del Consorcio Vías del Caribe, integrado por H y H Arquitectura y Solarte Nacional de Construcciones S.A. (Sonacol S.A.). El costo de esta obra es de $22.786 millones.
La segunda empresa mencionada es la que ha asumido en los últimos meses la ejecución de las obras faltantes en este trayecto, cuya fecha de entrega inicial, según el cronograma oficial de obra, era junio de 2010 y hoy, un año después de vencido ese plazo, ha habido varias prórrogas e incluso plazo de corrección de defectos, y aún así continúa inconcluso.
Cabe recodar que entre enero y febrero de este año los trabajos del cuarto tramo estuvieron parados ante la falta de plata de H y H Arquitectura, y sólo se reactivaron por la intervención de Sonacol S.A., que asumió solitario la culminación del contrato para evitar que le fuera rescindido por parte de Transcaribe.
LOS NULE
La iliquidez aducida por la constructora de Javier Haddad Cure para explicar el incumplimiento en las obras de los tramos 4 y 6 de Transcaribe, presagiaban la debacle de esta empresa contratista que, según un informe del diario El Espectador de Bogotá, tienen injerencia en 31 contratos en diferentes ciudades y municipios de Colombia, los cuales suman $1,3 billones, aproximadamente.
Entre las obras en que participa esta compañía barranquillera están el Túnel de La Línea, la construcción de varios colegios en la Guajira, obras de malla vial en el suroriente de Bogotá, la construcción del Distrito de Riego Tesalia-Paicol, entre otras.
Según el matutino bogotano, la causa principal de la crisis de H y H Arquitectura “se desprende del descalabro del Grupo Nule, dado que algunos de sus principales contratos estaban en consorcio con las intervenidas empresas MNV S.A. y Gas Kpital, de los controvertidos primos Guido, Manuel y Miguel Nule”.
La relación de Javier Haddad con los Nule y la crisis de los consorcios manejados por este grupo explican el hecho de que en su momento Transcaribe haya informado que H y H Arquitectura tenía problemas para acceder a créditos bancarios que le permitieran obtener el dinero suficiente para terminar las obras viales en Cartagena.
Pese a la crisis, H y H Arquitectura quería seguir metido en la contratación pública cartagenera y por eso participaron a finales de 2010 en la licitación para construir el Patio Portal de Transcaribe mediante la Unión Temporal Bicentenario, que además de la firma en cuestión estaba integrada por Mavig S.A., Unión Global S.A., Valorcón S.A. y Construcciones e Inversiones Beta.
Este contrato de concesión finalmente fue adjudicado a la firma Promesa de Sociedad Futura Portal Calicanto S.A.S., conformada por Promotora Montecarlo Vías S.A., Barajas Construcciones S.A. y Nexus Infraestructura IFCP.
PREOCUPACIÓN
El contralor Distrital de Cartagena, Hernando Sierra Porto, dice que en esta situación lo que primero que debe aclararse es si H y H Arquitectura le debe plata al Distrito, es decir, si recibió dinero para ejecutar obras que aún no se hayan hecho.
“Si H y H le debe al Distrito la situación sería complicada porque esta empresa está en quiebra y no tendría cómo devolver dinero alguno, así que habría necesidad de aplicar las pólizas de cumplimiento correspondientes”, señala Sierra.
El jefe del organismo de control reconoce que no había forma de que Transcaribe previera al momento de seleccionar a este contratista, una crisis como la que se ha desatado, pero critica el hecho de que no se hayan buscado alternativas para acelerar las obras de los tramos 4 y 6 una vez se supo de la iliquidez del constructor.
“El problema de iliquidez que arrastra este contratista surgió hace varios meses cuando incluso las obras del tramo 4 quedaron paralizadas por falta de recursos, por eso es cuestionable que ni el Distrito ni Transcaribe hayan buscado alternativas para rescindir los contratos o terminar las obras en el menos tiempo posible. No debieron esperar que la situación llegara al punto en que la constructora está en quiebra”, señala Hernando Sierra.
Afirma el funcionario que en el tramo 6 faltan obras de corrección de defectos que valen más de $200 millones y en el tramo 4 la terminación de los trabajos, “que según tengo entendido fueron asumidos por la otra firma integrante del Consorcio Vías del Caribe (Sonacol S.A.)”.
Sierra asegura que este caso es investigado como parte de la Auditoría Recurrente que realiza la Contraloría Distrital en conjunto con la Contraloría General de la República.
SIN AFECTACIÓN
El gerente de Transcaribe, Enrique Chartuni González, dice que la quiebra de H y H Arquitectura no tiene incidencia en las obras que se ejecutan en Cartagena, esto teniendo en cuenta que “el tramo Bocagrande ya finalizó su construcción y estamos en proceso de recibo final y liquidación del contrato, y el tramo 4 está en su etapa final y continuará, pues el Consorcio Vías del Caribe, del que también hace parte la firma Sonacol S.A., responde solidariamente”.
El funcionario aclara que este contratista no le debe a Transcaribe, ya que “los pagos de las cuentas sólo se efectúan conforme a obras ejecutadas, previas verificaciones que hace la interventoría de lo que satisfactoriamente recibe”.
El Gerente del macroproyecto indica que el descuento del dinero correspondiente a las multas impuestas a esta firma, tanto en el tramo 4 como en el 6 se hará “por deducción de los pagos que por cualquier concepto se le adeuden, o se hará efectiva la garantía de cumplimiento del contrato; si lo anterior no es posible, se cobrará por vía judicial”.
LEY DE QUIEBRAS
La Ley 1116 de 2006, mejor conocida como Ley de Quiebras, no sólo es un ‘salvavidas’ para reactivar o salvar una empresa que ha entrado en crisis, sino que permite anticipar esa crisis y lograr detenerla, lo cual tiene un impacto muy positivo en la medida en que ofrece alternativas de solución antes de que el problema surja.
Este estatuto facilita que los procesos de reestructuración se cumplan hasta en ocho meses.
La Ley de Quiebras ha considerado que no es necesario estar en trance para acogerse al régimen de insolvencia, sino que basta con probar que se está ante un riesgo inminente de entrar en tal situación, para optar por los beneficios que contempla tal norma.
El informe de El Espectador indica que si la Superintendencia de Sociedades admite la solicitud de H y H Arquitectura S.A., “esta empresa de alguna manera se blindaría frente a una eventual intervención. Si lo niega y procede más bien a intervenir a la empresa con fines de liquidación, se debe examinar si se ocasiona una parálisis en obras prioritarias en al menos 12 departamentos del país”.