Después de tres días de reposo absoluto hoy he ido a trabajar. "Intenta descansar todo lo que puedas" me ha dicho todo el mundo.
Ja, ojala pudiera hacerlo. Y es que mi primer día después del reposo iba a ser ligero. Ir a trabajar y luego llegar a casa y descansar toda la tarde mientras mi marido se hacía cargo del niño. Pero no ha sido posible.
Mi día relajado ha empezado a las cinco de la mañana con un niño con 38 de fiebre que ya no se ha dormido después de darle el ibuprofeno. A las ocho de la mañana ya estaba en el cole y después de todo el día sin parar, cuando por fin el reloj ha dado las cinco, vete a buscar al niño que estaba con mi marido en casa de mi suegra. Pero de irse a casa nada. Al pediatra para ver que es lo que tiene el niño. Y eso si, con mucha fiebre a pesar de haber tomado el ibuprofeno tres horas antes. Y el pobre tiene de todo. Anginas, laringe, oídos... no se libra de nada. Después de la farmacia llega a casa casi a las ocho, bañale con agua templada para bajarle la fiebre y dale todas la medicinas que le han mandado. Diez minutos después dice que le duele la tripa y todo para fuera, incluida la comida del medio día. Y la fiebre sin bajar. Otra vez a la bañera para limpiarle y ver si le baja la fiebre ya que no sabemos si le ha dado tiempo al paracetamol a hacer su efecto. Como le apetece cenar le pones la cena y seguidamente a la cama. Total que cuando se duerme son las diez menos cuarto. Buena hora para sentarte a descansar después de diecisiete horas sin parar. Menos mal que me tengo que tomar la vida con más calma y descansar. Que alguien me explique como hacerlo.
Por suerte parece que el paracetamol si que ha hecho efecto y ahora duerme placidamente y sin fiebre.