Revista Salud y Bienestar
Paseando por la precioso municipio de Arcachon, muy cerca de Burdeos, en el sur del litoral Atlántico francés: tras la visita de la duna de Pyla, la más grande de Europa, su ciudad de invierno (Ville d'Hiver) no puede pasarnos desapercibida: se trata de uno de esos barrios elegantes, situado en la parte alta de la localidad, repleto de lujosas villas que parecen competir en fastuosidad.
Todas ellas comparten las características de poseer una serie de elementos arquitectónicos, que marcan un estilo de clarísima influencia colonial y que parece identificarse con esta ciudad, así como unos nombres cuidadosamente elegidos (Los Rosales, Los Laurenes...), que muchas veces coinciden con los nombres de pila de sus dueñas y moradoras, y que lucen en los frontales de sus fachadas.
Salvo esta casa que -quizá por eso- captó rápidamente mi atención como imagino captaría la de todos, por lo funesto y lúgubre de su denominación.
Hay individuos que ante la muerte, desde la premisa de saber que aún pretendiéndolo nunca conseguirán darle esquinazo, adoptan una actitud de burlesca resignación... Porque admitamos que no es, la lujosa mansión de un barrio residencial, un mal lugar para Descansar En Paz.
Y esa duna del Pyla, en las inmediaciones de la ciudad, que parece recordar que al fin y al cabo, todo acaba convirtiéndose en partículas de polvo...