En el juego controlaremos una nave espacial que tiene que moverse a través de las diferentes casillas de un tablero imaginario hasta dar con la nave perdida. El contenido de las casillas está evidentemente oculto así que nos tendremos que valer de una especie de sensor representado en la parte derecha de la pantalla para saber si nos estamos acercando a la nave o alejando. Mientras más llena esté esa barra más cerquita andaremos de la pobre nave.
Sorteamos agujeros negros y campos de asteroides con total soltura...
Esto sería muy aburrido si no contáramos con algunos obstáculos, siendo el primero de ellos la cantidad limitada de combustible con la que cuenta nuestra nave, y que la veremos representada en este caso por una barra vertical situada la izquierda de la pantalla. Por cada movimiento de nuestra nave perderemos algo de la preciada gasolina (¡con la cara que está actualmente!), así que podríamos quedarnos 'tirados' en mitad del vasto espacio en menos que canta un gallo.
¡Oh no! Nos quedamos sin 'gasofa'...
Además, y para complicar un poco más la cosa, de vez en cuando nos sorprenderán una especie de agujeros de gusano que nos llevarán a otra parte del espacio con la consiguiente pérdida de tiempo. Estos agujeros son totalmente aleatorios, por lo el azar comenzará a hacer acto de presencia en nuestras partidas dándole al juego un punto interesante. Al igual que las casillas con campos de meteoritos, nuestro peor enemigo, ya que atravesarlos provocará una pérdida considerable de combustible.
A medida que superamos niveles aparecen más obstáculos en el mapa
Sin embargo no todo iban a ser obstáculos, y es que de vez en cuando también nos encontraremos en nuestro viaje espacial con algunos planetas que nos permitirán repostar siempre que queramos nuestra nave, y volver a la aventura casi sin despeinarnos. Así con todo quizás el mayor problema del juego de Walker es que carece de un elemento retante muy definido. Superar los diferentes niveles es relativamente sencillo ya que cuando nos quedemos sin combustible bastará con presionar 'disparo' y continuar justo por donde lo habíamos dejado, con todas las casillas visitadas desplegadas a la vista y con medio camino ya andado. Puede que el autor no haya sabido equilibrar el factor azar con posibilidades reales de terminar el juego, pero es desde luego su mayor defecto.
¡Esta si que ha sido una partida corta!
En cuanto a virtudes, nos encontramos con un juego muy fácil de asimilar, perfecto para echar unas partidas cortas y que hace un par de décadas probablemente hubiera tenido su hueco en el catálogo de títulos para Spectrum de este tipo. Por otro lado es adictivo y rápido, y precisamente esa regeneración de escenarios provoca que ninguna partida sea igual que la anterior. Un punto a su favor sin duda.
Desde luego con juegos de este calado la escena de los ordenadores retro está más viva que nunca. Podéis jugar online directamente desde World of Spectrum o descargaros el fichero en diferentes formatos para hacerlo funcionar en vuestro emulador favorito, o directamente en la máquina original.