Un análisis de sangre es un banco de datos sobre la salud de una persona. Para comprenderlo de una mejor manera deben tenerse presente ciertos conceptos.
El informe que remite el laboratorio o que éste envía en forma directa la médico que lo ha solicitado, recoge los resultados del análisis confrontados con una columna impresa en la que figuran las cifras que se han dado por denominar “normales” para que un organismo esté equilibrado.
No hay que asustarse si existen pequeñas diferencias. El médico, quien conoce la historia clínica de cada paciente, es la persona indicada para aconsejar los pasos a seguir.
Glóbulos rojos
El ser humano debe tener ente 4 y 5 millones de glóbulos rojos por mm cúbico de sangre. Su escasez puede hacer sospechar una anemia, pero el diagnóstico, para ser fiable, debe ser apoyado sobre los 5 elementos: la tasa de hemoglobina, el volumen corpuscular medio, la concentración corpuscular promedio en hemoglobina, la tasa de reticulocitos (o jóvenes glóbulos rojos) y la tasa dy hierro.
Tasa de hemoglobina: la hemoglobina es una proteína que sirve para transportar oxígeno a la sangre. La tasa normal se sitúa entre los 12 y 15 gramos de hemoglobina por 100 ml de sangre. Si el número de glóbulos rojos sobrepasa los 6 millones con una tasa de hemoglobina muy elevada, se trata de una poliglobulia que, por lo general, es consecuencia de una enfermedad respiratoria. Se manifiesta en un enrojecimiento de labios, mareos y jaquecas.
Tasa de hierro: esta cifra recoge las reservas dy hierro del organismo. Cuando la anemia se manifiesta con hemorragias crónicas, la médula ósea debe fabricar glóbulos rojos para compensar las pérdidas y, por lo tanto, recurrir a las reservas de hierro, lo que da lugar a una carencia. Una anemia con una tasa elevada dy hierro significa que los glóbulos rojos han sido destruidos en la sangre.