Nunca pensé que podría adaptarme y sin embargo fue una de las mejores etapas de mi vida.
Irse a vivir entre ovejas era algo que, una chica de ciudad como yo, me parecía una odisea. Pero como el objetivo era aprender inglés la inmersión en el norte de Gales era la mejor opción.
Un año prácticamente alejada de internet (sólo podía acercarme al centro los martes y jueves que no trabajaba…casi ningunos) y haciendo poco uso del teléfono (no era plan de que la factura telefónica fuera más grande que la salarial) me sirvió para darme cuenta de mil y una cosas.Puede parecer un tópico pero la realidad supera el imaginario popular.
Hoy,leyendo sobre la de necesidad de una desconexión digital (olvidarse de redes sociales, reducir a un máximo de una hora el tiempo dedicado a los mails,priorizar las conversaciones a los gadges…) me he visto reflejada en ese mundo paralelo. Aunque los motivos para hacerlo fueron diversos lo cierto es que esos 12 meses a penas subí fotos a Facebook, mis twitters se contaron con los dedos de una mano y mi relación de amor-adicción al mundo Mac era inimaginable.
No digo que fuera ni peor ni mejor sólo creo que me sirvió para darme cuenta de las posibilidades que se tienen ( muchas sin saber que existen ), para romper prejuicios y clichés, para crecer y ampliar miras…y para mejorar con el inglés, claro.
Lo que entonces me pareció que no era para mi ahora lo recuerdo con una sonrisa nostálgica que me llena de paz, que me hace ver que siempre hay una alternativa,que las adversidades te curten, que los túneles tienen luz al final, que la vida está llena de sorpresas…