Según la RAE el término descontextualizar se define como “sacar algo de su contexto” y si miráis a vuestro alrededor algunas de las propuestas más llamativas y que más nos atraen tienen que ver en una relación estrecha, entre una descontextualización y la propia actividad turística.
También debemos de tener claro que hay un tipo de turismo que intenta acercarse a un lugar, a través de acciones en su contexto, y que viajan exclusivamente a comer una comida típica, en un lugar típico en el momento típico. Creo que esto ya es un poco redundante, y la idea de este post es romper un poco los esquemas ”típicos” de toda la vida. Si hacemos turismo es para hacer cosas especiales y diferentes. No es lo mismo comer en el restaurante turístico super concurrido que disfrutar de un concierto rock en una iglesia o cenar en una de las salas principales del Reina Sofía. A esto me refiero lo de descontextualizar, por si ya había alguno que estaba pensando en pirarse.
Se nos llena la boca sobre experiencias únicas, sobre acercar el destino al turista y sobre como llevar este concepto a los mercados para poder distribuirlo. Pero luego siempre vemos lo mismo, posiblemente porque sean acciones lógicas, que siempre han funcionado y que no nos exigen un excesivo esfuerzo. Pero lo que me ha enseñado este sector es que en la variedad está el gusto y simplemente el que se arriesga y va más allá (sin hacer grandes esperpentos) es el más feliz y el que disfruta con lo que hace, y eso si que se transmite al producto. Porque si una cosa tengo clara, que el que se estanca se aburre y deja de ser competitivo, no en términos técnicos, sino más tirando hacia la sensibilidad y el cariño que se proyecta.
Si nos planteamos como podemos abordar esta descontextualización, seguro que en cada destino se nos ocurren cientos de posibilidades, con las consiguientes trabas (todo sea dicho), pero que nos permite hacer cosas nuevas y diferenciarnos, ya que, no hay dos lugares iguales y dos cabezas que piensen de la misma forma. Lo de la escapada romántica no cuela, aunque a nadie le amargue un dulce. El bombón debajo de la almohada está muy bien, pero ya está mas quemado que la furgoneta de Loco Mía.
Dentro de un sentido constructivo, sería interesante “pintarle la cara” al ciclo de vida del destino (Parra y Melchior, 2005; Oreja, Parra y Yanes, 2008), ya que incluiríamos elementos modernos dentro de destinos maduros o acciones de destinos maduros en nuevos destinos…, sería un poco romper el paradigma de esos ciclos y entrar dentro de una renovación responsable y creativa, sin ciclos de por medio, sino destinos de “ciclo mixto” (vaya término me he inventado… jejeje….) que traten de jugar tanto con conceptos contemporáneos, como con la solera que tiene de sus años de historia.
Centrándonos un poco, vamos a desgranar como nos podemos beneficiar de la descontextualización para mejorar nuestros productos o actividades turísticas, y dentro de cada punto un ejemplo que trate de definir mi punto de vista:
- Nuevas posibilidades en relación a productos turísticos. Ejemplo: Concierto de Jazz en mitad de un viñedo, conjugando enología, destino y buena música.
- Diferenciación en relación a destinos con características similares. Ejemplo: Incluir elementos diferenciadores en el destino, como enanitos repartidos por la ciudad y diseñar una ruta en relación a este elemento.
- Marcar y ser tendencias dentro del sector. Ejemplo: Ciclos de cine y de teatro en fábricas abandonadas y rehabilitadas.
- Aprovechar al máximo nuestros recursos. Ejemplo: Clases de cocina de productos típicos en lugares o edificios emblemáticos del lugar.
- Satisfacción de clientes con experiencias únicas. Ejemplo: Cenas románticas y veladas de piano en aeropuertos abandonados.
Después de este pequeño repaso, me gustaría que os quedarais con la idea general del artículo. Debemos apostar y arriesgar con los pies en la tierra, debemos tirar de creatividad y ponernos en el lugar del turista. Si queremos una renovación constante y dibujar en la percepción del turista, que somos un destino o una empresa innovadora, tenemos que ser dinámicos y diferentes. Aquí es donde entra en juego la descontextualización, un arma muy interesante 100% viable, solo necesitamos una administración implicada y sensibilizada, ejecutada por organismos y empresas turísticas consecuentes y motivadas.
¿Se te ocurre algún ejemplo de descontextualización que hayas vivido o que conozcas?
Imagen gracias a: http://reclamareleco.files.wordpress.com/