Revista Salud y Bienestar

Describen por primera vez el mecanismo que explicaría la efectividad del electroshock contra la depresión

Por Fat

La terapia de electroshock o de choque eléctrico (TEC) podría ayudar a mejorar el diagnóstico y tratamiento de la depresión grave, según un estudio realizado por la Universidad de Aberdeen, en Escocia (Reino Unido), y publicado en Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS), que ha descrito por primera vez el mecanismo por el que la TEC podría actuar en el cerebro y resultar efectiva.
A pesar de que se aplica con éxito en el mundo desde hace más de 70 años, los científicos no sabían cómo funcionaba exactamente la TEC o por qué da resultado. Este equipo de científicos ha demostrado, por primera vez, que la TEC afecta la comunicación entre las distintas partes del cerebro asociadas con la depresión.
En concreto, estos investigadores han visto que la TEC controlaría las conexiones hiperactivas entre las áreas cerebrales relacionadas con el ánimo y las áreas asociadas con el pensamiento y la concentración. Esto, consideran los autores, frenaría el impacto de la depresión en la capacidad de los pacientes de disfrutar y realizar las actividades diarias.
Según el director del estudio, Ian Reid, profesor de Psiquiatría de la Universidad de Aberdeen, estos investigadores "han resuelto un enigma terapéutico de 70 años de antigüedad". El hallazgo clave es que, si se comparan las conexiones cerebrales antes y después de la TEC, se puede ver que la terapia reduce la potencia de las conexiones, afirma.
Es la primera vez que se describe un efecto de la TEC hace en el cerebro, que tiene sentido en el contexto de lo que pensamos que funciona mal en las personas con depresión, explicó este autor.
En los últimos años, los especialistas han desarrollado una nueva teoría sobre cómo la depresión afecta el cerebro. Sugieren que existe una 'hiperconexión' entre las áreas cerebrales involucradas en el procesamiento de las emociones y el cambio de ánimo y las zonas ligadas al pensamiento y la concentración.
Estos investigadores utilizaron resonancias magnéticas funcionales para estudiar el cerebro de nueve pacientes con depresión grave antes y después del tratamiento con TEC. Posteriormente, el equipo realizó un análisis matemático complejo para investigar la conectividad cerebral.
Según el responsable de Neuroimagen de la Universidad de Aberdeen, Christian Schwarzbauer, que desarrolló el nuevo método para analizar los datos sobre esta conectividad, el análisis le permitió al equipo conocer cómo se intercomunicaban más de 25.000 áreas cerebrales distintas.
Schwarzbauer cree que el nuevo método también se podría aplicar a una gran variedad de trastornos cerebrales, como la esquizofrenia, el autismo o la demencia, y que permitiría "comprender mejor los mecanismos subyacentes de las enfermedades y desarrollar nuevas herramientas diagnósticas".

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