Descubre la satisfacción de una unión saludable

La salud emocional es tan importante como la salud física y de la misma forma en la que físicamente nos enfermamos con virus y bacterias, las causas de nuestras dolencias emocionales se encuentran en nuestro medio, nuestro entorno y a veces nosotros mismos la acostamos en nuestras camas. Los seres humanos necesitamos sentirnos aceptados, amados y respetados por los demás y muy particularmente   por esa otra persona de la que esperamos obtener el placer de la felicidad.

Una relación de pareja se vasa en el respeto y el amor mutuo, respeto que deberá extenderse por tiempo indefinido. Entonces ¿cuánto daño emocional crees que te causarías después de tomar la decisión de  seguir adelante en una relación a la que solo tú le ves futuro? Teniendo en cuenta que el día a día se irá en función de lograr el éxito corriendo tras un amor donde dejarás todo expenso a no recoger nada.

Una pareja es un compañero, es un amigo. La persona en la que nos apoyaremos en el fracaso, en la enfermedad, en las desgracias, en los sufrimientos…. y todo esto tendrás que soportarlo solo o sola si escogiste a la persona equivocada. En una relación de pareja es importante sentirse seguro, protegido y amado para que cumpla su propósito emocional y espiritual; de lo contrario solo resultará en los efectos inversos: una persona deprimida, reprimida, frustrada y con una autoestima completamente destruida.

Los seres humanos solemos ser obstinados a la hora de escoger pareja; obviando muchas veces, que aunque el amor es la base sobre la que debe llevarse a cabo una unión, para alcanzar la felicidad ambos deberán aceptarse y caminar juntos hacia la misma dirección.

Cometemos el error de embarcarnos en relaciones frustrantes basados en esas 24 horas que pasan de prisa, después creemos que un mes sería suficiente para que esa persona llegue a comprender y a apreciar lo mucho que lo queremos, le das una oportunidad y otra y otra creyendo que vale la pena perder 360 días y más de tu corta existencia en función de alguien que no te valora y te niegas la satisfacción de sentirte verdaderamente amado/a.

Cuando nos enamoramos de alguien nunca nos tomamos un instante para preguntarnos qué tanto somos correspondidos, inmersos en el egocentrismo de creer que nuestros sentimientos responden por los dos, algo que todos hacemos de forma inconsciente; pero la verdad no es lo suficiente lo más importante sino cuánto se complementa lo que sentimos con esa otra persona; porque una relación se conforma de dos. No llegamos a comprender lo doloroso de estas decisiones equívocas  hasta la primera terapia de pareja, cuando te encuentras frente a un perfecto extraño con el que compartías tu cama pero jamás llegaste a compartir tu vida y es en ese triste momento en el que quisiéramos volver atrás; pero si llegaste a este punto, es porque ya recorriste un tramo bastante largo y el sueño de amar y ser amado acaba de esfumarse.

Ahí esta la importancia de tomarnos muy en serio la cuestión de escoger a esa persona que estará a nuestro lado en los buenos y malos momentos. Una unión marital o sentimental no debe verse como una carrera contra el tiempo y no es algo que se pueda llevar a cabo con el primero que te compra un hermoso anillo o con quién tienes un buen sexo. En una unión siempre estaremos esperando amor, comprensión y felicidad; siempre esperamos que resulte, así  que el fracaso nunca está en el menú de inicio.

Si este momento de nuestras vidas es tan importante y tan determinante para nuestro futuro como lo es el éxito profesional, debemos ser más perceptivos y exigentes con nuestra elección aunque este nuevo complemento nos resulte un tanto difícil de insertar en esos segundos de pasión a ciegas. El amor es también salud y su ausencia en tu vida personal es tan dañina  como cualquier patología. Es ese aliciente que alimenta el placer de vivir día tras día y al cual no le atribuimos la importancia que realmente tiene hasta que nos sentimos privados de su energía y comprendemos que nada en este mundo puede llenar su vacío e igualarse a  su  existencia.