El responsable de la investigación, John Southworth, profesor de la Universidad de Keele, Reino Unido, explica que el hallazgo prueba que esta clase de exoplanetas puede mantener una atmósfera por millones de años, a pesar de ser bombardeado por fotones de alta energía provenientes de su estrella madre.
El GJ 1132b, descubierto en 2015, alcanza temperaturas máximas de 232°C. Esta característica hacen que sea posible la existencia de una atmósfera, y lo convierte en un candidato ideal para estudiar la posibilidad de vida extraterrestre en las galaxias cercanas.
El planeta es ahora uno de los objetivos de investigación principales del telescopio Hubble y el Observatorio Austral.
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