Para algunos, la voz francesa “petite mort”, que significa pequeña muerte y hace referencia al orgasmo, cobra un sentido literal. No son pocos los personajes históricos que han fallecido en el momento álgido de la práctica sexual. Y es que, según las últimas investigaciones, el sexo mejora nuestra salud pero también nos puede matar. En el caso de una nueva especie de marsupial que acaba de ser descubierta en Australia, este es el único destino posible para los machos.
El Antechinus de cola negra, de aspecto similar al del ratón y nariz sonrojada, muere antes del año de vida a causa de las frenéticas sesiones de apareamiento a las que se somete para asegurar la transmisión de sus genes. La cópula de este animal se prolonga durante 14 horas seguidas y se repite sin pausa durante varias semanas, lo que incrementa los niveles de la hormona del estrés hasta resultar letal para los sementales.
El descubrimiento de esta nueva especie, publicado en el diario científico Zootaxa, se produjo en el pico más alto de los bosques de Gondwana, en el Parque Nacional de Springbrook, en Australia. El equipo, perteneciente a la Universidad de Tecnología de Queensland (EE.UU.), había encontrado previamente dos nuevas especies del género Antechinus en la misma zona, lo que resulta sorprendente dado el escaso número de especies nuevas de mamíferos que se documentan al año.
Según los autores del trabajo, el apareamiento de este marsupial se prolonga durante unas pocas semanas al año, pero resulta tan extenuante que se cobra la vida de la mayor parte de los machos, dejando estériles a los supervivientes. El acto sexual de este animal, que no requiere de cortejo previo, consiste en una bacanal de 14 horas de duración en la que el macho copula con intensidad con el mayor número de hembras posibles con el fin de aumentar las posibilidades de engendrar. Esta plusmarca sexual se repite durante semanas, lo que provoca la acumulación de un exceso de hormonas del estrés en el macho que degrada su tejido corporal hasta provocarle la muerte. Las hembras, sin embargo, tienen la capacidad de bloquear la producción de dicha hormona, aunque también acaban por morir tras el destete de su primera camada.
Los investigadores aún desconocen el número de ejemplares de la especie, pero en vista del número de bajas que se producen al final de la época de celo, abogan ya por la inclusión del Antechinus de cola negra en la lista de especies protegidas en peligro de extinción.