La capital cuenta con bonitos y escondidos jardines, bellos rincones, que, a veces, pasan inadvertidos hasta para los propios habitantes de la ciudad. Pertenecen o pertenecieron a edificios privados, palacios, conventos o fundaciones y hoy se pueden visitar. Es momento de conocer su historia y recrearse con sus huertos, su flora y disfrutar de su paz. No están todos los que son..., pero os remitimos a algunos parques de Madrid -pertenecientes al Siglo de Oro- en los que merece la pena recrearse acompañados por los peques. En dos, además, el acceso es gratuito.
El Huerto de las Monjas: un remanso de paz
Este lugar que ni siquiera muchos madrileños castizos conocen está tras una verja, en la calle Sacramento, 7, camuflado entre los edificios que, después de la fundación del convento de la bernardas de clausura en la finca anexa, en 1615, adquirió la familia Lezcano en 1830 -y que al emparentar Aurora Lezcano con el conde de O'Reilly nueve años después también se denominó Palacio O'Reilly-. Lo que se mantiene en pie y se puede visitar de manera libre y gratuita es en realidad el huerto que la religiosas descalzas trabajaron durante el Siglo de Oro (los de los otros propietarios están en los números 3 y 5 de la misma calle). Tras el portón-verja, atravesando un pasaje de casas y bajando unas escaleras nos encontramos con lo que fue el Huerto de la Monjas.
El Convento del Santísimo Sacramento quedó destruido por las bombas. la guerra civil y las pocas paredes que se mantuvieron en pie se tiraron en 1976. En cambio, el huerto-jardín, en el que las religiosas cultivaban hortalizas y verduras, se mantiene. Pero ahora crecen en él árboles frutales. Es un remanso de paz (que no está a la vista desde la propia calle) presidido por la Fuente de la Priora, con las esculturas de tres querubines que parecen jugar con el agua.
Los fines de semana permanece cerrado. El horario de este parque de Madrid es de lunes a viernes, con acceso por la calle Sacramento, de 7:00 a 17:30, y, con acceso por la calle Rollo, de 7:15 a 19:00.
Jardín del Olivar Fundación de Castillejo y su veladas musicales
Este bonito parque de Madrid (jardín), que sigue manteniendo el cultivo tradicional y en el que se pueden ver olivos centenarios y muchos otros árboles y especies arbóreas (romeros, almendros, jaras...) es actualmente de uso privado y está gestionado por la Fundación Olivar de Castillejo. El nombre de ésta proviene de su primer propietario, que lo adquirió en 1917. José Castillejo Duarte, quien compró el olivar, fue discípulo de Giner de los Ríos y adaptó el lugar con un pequeño conjunto de viviendas para sus amigos intelectuales, entre ellos Dámaso Alonso y Ramón Menéndez Pidal. Las casas, que aún se conservan, fueron declaradas de interés por el Colegio de Arquitectos de Madrid (la del historiador se puede visitar).
En principio la finca pertenecía al pueblo de Chamartín, que luego pasó a ser distrito de la capital. Es un lugar con mucha historia, ya que también, durante la Guerra de la Independencia, estableció allí su campamento Napoleón Bonaparte. Pero, aparte del valor testimonial, si hay algo con encanto es el jardín-olivar.
Actualmente solo se puede acudir a él durante las funciones para el fomento de los jóvenes valores de la música clásica que se celebran las noches de verano. Merece mucho la pena, tanto por las veladas musicales como por el jardín. Los horarios varían dependiendo de los conciertos, que se iniciaron el pasado 16 de junio (generalmente, programados de martes a sábado, de 20:00 a 21:00). Este verano solo contará con una zona de mesas altas y barra para realizar un picoteo. No es precisa reserva previa y el programa lo podéis consultar en su web fundacionolivardecastillejo.org. También allí podréis informaros de la visita a la casa de Menéndez Pidal. Está en la calle que lleva su nombre (Menéndez Pidal, 3).
Casa-Museo Lope de Vega con el huerto-jardín que fue su pasión
El escritor, dramaturgo y poeta Lope de Vega fue una de las figuras más destacadas del Siglo de Oro. Lo que pocos sabían -aparte de algunas referencias en sus escritos- es de su pasión por la huerta, principio y fin de su jornada de trabajo; a primera hora de la mañana para cuidar de los árboles (higueras, naranjos, cipreses...), de las flores (rosales, jazmines, lirios...) y del huerto, con sus fresas, alcachofas, espárragos, y, al finalizar el día, para descansar en el jardín.
La casa-museo, del siglo XVI y ubicada en pleno Barrio de la Letras (calle Cervantes, 11) se puede visitar, de manera gratuita, en grupo y previa reserva (abajo os indicamos) con un guía. Es interesante, ya que, aunque ha tenido que ser reconstruida en varias ocasiones, conserva muebles y objetos personales del escritor que han sido rescatados del convento al que los donó una de las hijas del literato tras la muerte de él. La vivienda, en la que Lope de Vega vivió los últimos 25 años de su vida, se puede recorrer por completo: el estudio, el oratorio, las alcobas de las hijas, las de los hijos, el comedor... Pero, como os recomendamos, especialmente, acudir al jardín y a su huertecito, debéis saber que el acceso a él no requiere de reserva y se visita de manera libre.
En la actualidad el edificio es propiedad de la Real Academia Española y, en 1935, fue reconocido como monumento. Fue el momento en que se convirtió en museo y en una recreación fiel de la vida en el Siglo de Oro. Además de la visita guiada (reservas en casamuseolopedevega.org/es), en verano también se celebran algunas representaciones teatrales. El horario es de martes a domingo, de 10:00 a 18:00.