Descubriendo lo extraña que es Malta

¡Estrenamos inshaler! Mirian Sancho, viajera empedernida y autora del blog Deaquiydealli, nos cuenta su experiencia viajera en la isla mediterránea de Malta, donde vivió situaciones que no se imaginaba…

Nunca había sido un lugar que me llamase la atención, tampoco sabía mucho de ella, sólo había oído hablar de Malta cuando se mencionaban cosas como estudiantes, fiesta, o inglés. Debía ser un buen sitio para ir a estudiar inglés y para pasarlo bien. Había visto también alguna imagen en series o películas y sabía que sus paisajes eran marrones bañados de vez en cuando por aguas verdes y azules, con lo que parecía un lugar bastante costero.

Embarcciones de colores en la isla de Malta (Mirian Sancho)

No supe nada más de ella hasta que un día me surgió la oportunidad de ir a estudiar inglés. Empecé a investigar y me pareció un buen sitio. Un país pequeño y muy mediterráneo con mucho turista y gente de todas partes, mayoritariamente italianos, españoles… europeos en conclusión. Además era un destino muy barato para ello. Descubrí también que tenía otras dos islas cuyas aguas cristalinas y parajes naturales eran dignas de visitar, o que tenía infinidad de playas tanto de arena cómo de piedras o rocas, y eso me gustó.

Pero hasta que no llegué allá y viví durante un tiempo su forma de vida, no me di cuenta de lo que era en realidad, de la personalidad de ese lugar, y eso pasa con todos los sitios. Es una de las maravillas de viajar.

Fuerte de San Ángel, Malta (Mirian Sancho)

Malta es rara empezando por el idioma, que resulta ser la mezcla de unos cuantos, sobre todo de árabe (un 80%) pero también de inglés, italiano, siciliano… Además, casi toda la población habla inglés, con un acento extrañísimo eso sí.

La flora de esta pequeña isla es también extraña. Es un lugar muy seco y con poca vegetación autóctona. Ahora, si miras los paisajes durante un trayecto de autobús verás largas extensiones de cactus (nopal) por todas partes que tienen un fruto llamado tuna o higo de cactus. Éstos fueron importados de América y ahora forman parte de la estampa maltesa, ya que allí crecen que da gusto y los utilizan hasta como separación en los terrenos; es un paisaje extraño.

La gente de Malta es muy temperamental, y eso la verdad es que no me lo esperaba de un lugar se supone tan idílico, con tantos paisajes, playas, buena temperatura… Vamos, que las condiciones favorecen que la gente viva relajadamente. Pues no.

Cuando conducen es una auténtica locura, además de que conducen por el lado izquierdo de la carretera (fue colonia inglesa durante bastante tiempo) y eso si lo ves por primera vez es raro. Esto, junto con el mal estado de las carreteras inundadas de desniveles, agujeros y baches, hace que un viaje en autobús sea de todo menos aburrido.

Mdina, Malta (Mirian Sancho)

Recuerdo un par de viajes en autobús en los que no paré de alucinar, literalmente. Uno de esos viajes era parte de un tour organizado a Mdina, la ciudad más antigua de Malta y una de las más bonitas. El conductor iba hablando por teléfono y conduciendo de forma temeraria con solamente una mano… La verdad es que tienen una habilidad que es digna de admiración. Un par de veces me sobresalté al pensar que nos estamparíamos con una pared y luego con un coche. No fue el último conductor que me encontré que hacía lo mismo, con lo que debe ser que allá la gente se toma las cosas con bastante tranquilidad, ya que no he visto que pongan muchas multas por ello.

El primer día de visita a Malta cogí un autobús para llegar a Marsaxlokk y ver su famoso mercadillo dominguero. El conductor se equivocó de rumbo y nos quedamos parados en medio de un cruce en el pueblo, impidiendo a coches que venían de hasta 3 sentidos diferentes del cruce seguir su rumbo. ¿Creéis que esperaron? Pues no… pasaron hasta 6 coches por un huequito que quedaba entre el autobús y una pared, pero que además tenía un bordillo y un desnivel que no esperarías pudiesen pasar coches. Yo no daba crédito a lo que veía, ya que los coches casi se ponían a dos ruedas.

Malta is different

Pero dejando atrás las anécdotas, Malta tiene muchísimas cosas buenas que hacen de ella un país para mí inolvidable. Al ser tan pequeñito, tienes mar, acantilados y playas casi en cualquier lugar. Los paisajes por tanto son espectaculares. Hay piscinas naturales, aguas cristalinas, maravillas que la naturaleza ha creado en las rocas… y esto junto con su temperatura agradable todo el año hace que sea un lugar genial para pasar unos días y desconectar del mundo. También es un país perfecto para practicar buceo. Tiene muchos sitios para ello además de un par en los que podrás ver embarcaciones hundidas en el mar.

Malta es un lugar histórico también, pues tiene los complejos prehistóricos más antiguos del mundo: los templos de Ħagar Qim y Mnajdra. Estos y algunos más en la isla de Gozo (la 2º isla más grande de Malta) fueron declarados Patrimonio de la Humanidad. Además, es en Malta donde podréis visitar el único templo subterráneo prehistórico conocido hasta la fecha, el Hipogeo de Ħal Saflieni.

Complejos prehistóricos, Malta (Mirian Sancho)

La capital, La Valeta, tiene poco más de 7.000 habitantes y no encontrarás en ella rascacielos, grandes edificios de oficinas o muchos atascos. Es muy tranquila y, a pesar de lo pequeñita que es, tiene de todo. Mdina es la ciudad más antigua de Malta y es una ciudad fortificada de nada más 306 habitantes. La llaman La ciudad del Silencio y en cuanto paseas por ella te das cuenta de por qué. Son típicos de la arquitectura maltesa los miradores de mil colores, o los peces a modo de tirador. Pequeños detalles que la hacen única.

#Malta, un pedazo de #Mediterráneo por descubrir #QuieroViajar

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Estudiar inglés aquí es otra de las experiencias extrañas que he tenido. Yo estuve en San Julians, la meca por excelencia de los estudiantes y escuelas de inglés. Es un lugar variopinto, muy turístico, con una infinidad de restaurantes de todo tipo, lo cual me gustó muchísimo, y con una zona de fiesta que no sé si definirla como extraña, o como genial. Los bares se ubican en torno a unas escaleras largas (lo que me pareció mala idea desde el principio, sobre todo para tacones y borrachos) y venden un alcohol muy discutible, en los que las “mesas de chupitos” no paran de salir de un lado y de otro. Hay bares para todo tipo de gustos, aunque predominan los latinos y los de música house. Es una locura salir por esta zona de fiesta llamada Paceville. El primer día a primera hora de la mañana pasé por allí (era domingo) y nada más llegar presencié una increíble pelea con cinturones de por medio y un hombre cayendo por la escalera. Al final de la escalera empezaba otra pelea, aunque no sé si tenía que ver con la primera ya que no les entendía nada. Por suerte, no presencié ninguna más durante las dos semanas de estancia, pero en ese

momento pensé que era el pan de cada día (no vayáis por esa zona el domingo por la mañana, ya que parece que hay gente que todavía no ha acabado la fiesta).

Malta fue el lugar donde probé por primera vez el desayuno inglés, que lo podrás encontrar por todas partes en San Julians. El pescado y el marisco son bastante buenos. Los dulces son extraños pero buenísimos y de mil colores, olores y formas. La gastronomía en general es muy mediterránea, pero mezcla sobre todo la gastronomía italiana y la turca.

Lo que más me gustó es el ambiente, lo pequeña que es, la variedad de cosas que ver y hacer, el nivel cultural que no me esperaba, ciudades como Mdina o pueblos como Marsaxlokk, que son preciosos. Y sobre todo los paisajes y el mar que te hacen sentirte libre, en paz.

Todo esto hace que Malta sea un lugar en el que sentirte cómodo, pasar unos días geniales y desde luego nunca nunca aburrirte.

Mirian Sancho

www.deaquiydealli.com

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