Mientras disfrutamos de un variado y completo desayuno acabamos de decidir los lugares que queremos visitar durante nuestro primer día en Marrakech. Hemos sido tan madrugadores que tenemos que esperar un poco en recepción a que llegue el transfer gratuito que nos ofrece el hotel hasta el centro de la ciudad. Aprovechamos para escribir a la familia para que sepan que estamos perfectamente.
La zona del Palmeral está llena de complejos hoteleros de gran calidad, pequeños oasis de lujo que nada tienen que ver con los poblados que se levantan a pocos metros de los accesos a los hoteles. El trayecto hasta la Plaza de la Libertad ha durado poco más de quince minutos, pero, que intensos!! El tráfico en esta ciudad es caótico; carros tirados por burros, camellos, temerarias motocicletas, bicicletas, coches... aquí impera la ley del más fuerte!
Nuestra primera parada del día no podía ser otra que la famosa Plaza de Jemaa El Fna situada en el centro de la medina, así que nos vamos dando un paseo por la amplia y concurrida Avenida de Mohamed V que une la Plaza de la Libertad con la Plaza de Foucault donde se encuentra la mezquita más alta de Marrakech.
El espléndido minarete de la Mezquita de Koutoubia se alza por encima de Jemaa El Fna. Es el símbolo espiritual y punto de referencia de la ciudad.
Jemaa El Fna, es uno de los lugares de encuentro más extraordinarios del mundo y el bullicioso corazón de Marrakech. En esta famosa plaza coinciden lugareños y turistas para disfrutar de estupenda y variada comida, escuchar antiguas historias de boca de los cuentacuentos, adivinadores de destino...
A estas horas Jemaa El Fna es una gran explanada donde poder disfrutar de sus tradicionales puestos de zumo de naranja, comprar especies y frutos secos...
La Plaza está rodeada de conocidos restaurantes desde donde poder disfrutar del ambiente desde sus concurridas terrazas. Nada mejor que empezar la ruta saboreando un auténtico té a la menta en la terraza a pie de calle del Café Glacier.
La terraza del Café Glacier es uno de los mejores lugares para seguir la vida de Jemaa El Fna, al estar situada en una zona de paso, la animación la tenemos asegurada. Frente a nosotros tenemos los famosos puestos de zumos de naranja y la zona donde se sitúan los encantadores de serpientes, adiestradores de monos, el vendedor de dientes y las tatuadoras de henna.
Hemos conseguido una mesa en primera línea que nos permite no perder detalle de todo lo que acontece en la famosa plaza.
Aunque Jemaa El Fna significa Asamblea de los Muertos, una gran cantidad de vida se concentra en este famoso lugar. Cantidad de sonidos inundan nuestros oídos; el concierto de flauta y tambor que dan los encantadores de serpientes, vendedores de frutas reclaman la atención de los turistas, el repicar de las monedas de los vendedores de cigarrillos...
Conforme pasa el tiempo Jemaa El Fna se va llenando de vida y el ir y venir de vendedores, turistas, calesas tiradas por bonitos caballos van llenando el espacio libre de la plaza.
Desde 2001 Jemaa El Fna es reconocida como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Desde entonces se convirtió en zona peatonal para garantizar su existencia como centro cultural espontáneo aunque tendremos que ir con cuidado si no queremos ser atropellados por un burro, caballo o algún ciclomotor.
Estando en Marrakech, no os podéis perder tomar un té con menta en esta conocida terraza (2 tes con menta 20dh).
Esta plaza es puro espectáculo!!!
Ya va siendo hora de adentrarnos en la medina, así que cruzamos la plaza con dirección al Zoco El Kessabine. Desde este momento os aconsejamos cerrar el plano de la ciudad y dejarse llevar por los sentidos porque va a ser imposible ubicarse en este laberinto de callejuelas y calles sin salida.
La medina está llena de vida, muchos turistas disfrutando de esta exótica ciudad y lugareños haciendo las compras en sus pequeñas tiendas. No tardamos mucho en encontrar sus características pirámides de especies!
En la zona norte de la medina se concentran la mayoría de los lugares a visitar. Nuestra primera parada nos llevará hasta las curtidurías. Para no perder tiempo, hemos seguido los consejos de otros viajeros y hemos preguntado a un joven que no ha tardado ni un minuto en poner en marcha su "dispositivo" para conseguirnos un amigo que nos pudiera acompañar. A las curtidurías no podéis entrar por libre, siempre os acompañará uno de sus guías, así que mejor no perder el tiempo!
Las curtidurías de la ciudad están situadas en el límite de la medina, no para aislar el terrible hedor sino para tener acceso fácil al agua de la corriente del Oued Issil. Lo primero que nos dan es un ramillete de menta para esconder el hedor, no lo rechacéis porque os aseguramos que os hará falta!
Los artesanos cualificados que trabajan en las curtidurías viven al margen de la sociedad. Se encargan de una industria que ha pasado de generación en generación desde tiempos medievales hasta hoy que ha empezado a tener mayor reputación.
Nada más entrar nos encontramos con los conocidos tanques de tratamiento y coloración de las pieles.
La primera parte del proceso que dura unos 20 días, dependiendo de la procedencia, las pieles de vacas, cabras, ovejas y camellos son arrancadas y depositadas en tanques de agua y sangre que las hacen más fuertes. La segunda parte consiste en sumergir las pieles en orina de animal y excrementos de paloma para ablandarlas. Podemos ver a los curtidores trabajando con el cuerpo hundido hasta la cintura en los tanques de tintes naturales como el azafrán para el amarillo, índigo para el azul y amapolas para el rojo. Por último las pieles se secan al sol antes de convertirse en bolsos, monederos, babuchas, zapatos...
Como nos podíamos esperar al finalizar la visita nos han querido enseñar varias tiendas, pero, al decirles que no nos interesaba comprar no han insistido y hemos dado por finalizada la visita dándoles una propina.
En nuestro viaje a India nos quedamos con las ganas de visitar las famosas curtidurías indias, así que, no nos podíamos ir de Marrakech sin hacer esta visita!
Volvemos a callejear por la medina y sin darnos cuenta nos metemos por unas callejuelas donde no hay ni un turista y donde los locales ofrecen sus productos del día. No se como nos lo hacemos, pero, mira que nos gusta perdernos y disfrutar de las zonas más auténticas de las ciudades!!
Llegamos a la Place des Épices que rivaliza con su encanto y personalidad con la famosa Jemaa El Fna, pero su especialidad son los productos de paja, las alfombras y las especies. En el centro de esta coqueta plaza podemos encontrar todo tipo de objetos de paja traídos directamente del campo y gorros de vistosos colores. Mientras alrededor de la plaza se encuentran los puestos de especies, donde las pilas de especies parece que van a derrumbarse en cualquier momento. Aquí se concentran la mayoría de los artesanos que se dedican a tejer elaboradas alfombras.
En la Place des Épices se encuentra el Café des Épices, un oasis para tomarse un respiro y desconectar del bullicio y ajetreo de las callejuelas de la medina.
Desde su terraza podemos observar todo lo que ocurre en esta preciosa plaza sin que nadie nos distraiga. Pedimos un par de tes con menta (20dh) dispuestos a disfrutar de Marrakech desde las alturas, frente a nosotros se encuentran los tejados del zoco, las mercancías, sus gentes...
No llevo ni cinco minutos en la terraza del Café des Épices y ya tengo claro que he encontrado mi rincón en Marrakech!
El ambiente invita a relajarse y disfrutar de un té mientras nos empapamos de la historia de esta inquietante ciudad.
Marrakech es mucho más que la famosa Jemaa El Fna!!
Nos resistimos a abandonar este lugar, pero, las ganas de descubrir nuevos rincones nos llevan hasta nuestra siguiente parada. Nos adentramos en el Marrakech más monumental visitando en primer lugar su museo.
Como pensamos visitar la madraza, optamos por comprar la entrada combinada para ahorrarnos unos cuantos dirhams ( entrada combinada 120dh).
Lo mejor del Museo de Marrakech es el propio edificio; un palacio de finales del siglo XIX con sus patios centrales y el antiguo hamam ahora utilizado para exposiciones.
Nada más acceder capta nuestra atención el sonido de la música tradicional que ayuda a crear un ambiente muy especial.
En el patio principal hay una imponente fuente bajo una espectacular lámpara.
Sus mosaicos, grabados y marquetería cubren hasta el último rincón de esta impresionante sala.
En las salas y pasillos que rodean el patio principal hay una exposición de las artes tradicionales islámicas. Hay ejemplos de caligrafía árabe y antiguos Coranes junto con monedas islámicas del siglo VIII.
Os recomendamos que os sentéis en alguno de los sillones que hay en el patio central mientras disfrutáis de la música tradicional rodeados de tanta historia.
Junto al Museo de Marrakech se encuentra la Madraza Ben Yusuf, uno de los pocos sitios religiosos en el que los no musulmanes tenemos permitida la entrada.
Al llevar la entrada combinada sólo hemos tenido que enseñar el papel y nos hemos evitado la cola.
La Madraza Ben Yusuf es uno de los centros de educación religiosa más grandes del norte de África fundada en el siglo XIV y reconstruida por los saudíes en 1570, pero, no fue utilizada como escuela hasta 1960.
Entramos a través de un pasillo oscuro que se abre a un bonito patio repleto de columnas donde un gran estanque ocupa toda la parte central.
Aquí podemos ver la típica arquitectura andalusí, alrededor del patio hay mosaicos árabes de azulejos multicolores y grabados con los pasajes del Corán.
Detrás del estanque se encuentra la Sala de Oraciones, una pequeña sala repleta de paneles con los pasajes del Corán.
En el piso superior se encuentra un laberinto de más de 100 habitaciones que en su momento estuvieron ocupadas por 900 estudiantes.
Entro en una de las habitaciones que está vacía y no puedo evitar pensar como sería la vida de uno de estos estudiantes, donde sólo disponían de una estera sobre la que dormir, un juego de té y un escritorio.
Kate Winslet visitó esta madraza para inspirarse cuando se transformó en la escuela de una mística argelina en su película El viaje de Julia.
No os podéis ir sin disfrutar de las vistas por las ventanas de las habitaciones del primer piso, desde allí podemos admirar todos los detalles del patio central.
La visitar a la Madraza Ben Yusuf nos ha llevado más tiempo del que teníamos pensado, pero, el lugar lo merece. Es una verdadera obra de arte!!
Al salir de la Madraza nos encontramos con una calle repleta de pieles secándose al sol que terminarán colgando de los brazos de coquetas mujeres...
Se nos ha hecho tarde y nuestros estómagos desde hace rato nos piden comida! Nos vamos directos a Jemaa el Fna para comer en uno de sus restaurantes con terraza panorámica.
Les Terrasses de L'Alhambra es uno de los restaurantes más cómodos y agradables de la plaza donde disfrutamos de grandes vistas desde su piso superior.
Tienen un amplio menú donde podemos elegir entre la comida más internacional y la más tradicional; optamos por compartir una pizza y un tajine de pollo con aceitunas y ha sido todo un acierto, está todo muy bueno y las raciones son abundantes (precio total comida 208dh)
Si nos descuidamos alargamos la comida hasta la hora de la cena porque estamos muy entretenidos disfrutando la transformación que sufre esta plaza con el paso de las horas. Ésto es mejor que ver la TV!!!
Éste se convierte en uno de los grandes momentos del viaje. Mucha gente nos pregunta el motivo por el que viajamos tanto, pues por momentos como éste!!
Antes de volver al hotel nos perdemos entre los puestos y las atracciones que inundan a estas horas Jemaa el Fna y vivimos situaciones que consiguen arrancarnos más de una sonrisa. Estos comerciantes se las saben todas con tal de venderte algo!
Para ser el primer día en Marrakech lo hemos aprovechado bien, ahora vamos a dedicar el resto del día a relajarnos y descansar disfrutando de las instalaciones que nos ofrece nuestro hotel no sin antes despedirnos de la medina dejando atrás la Mezquita Koutoubia.
Mañana seguiremos descubriendo nuevos rincones de esta sorprendente ciudad!!
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