Seguramente habrá quien piense, cuando lea esto que soy una ignorante. Vale, lo soy, pero también me considero curiosa y gracias a esa mezcla sigo disfrutando mucho con cada aprendizaje.
¿Qué por qué cuento esto? Por que hace relativamente pocos días estaba leyendo cosas por Twitter y tropecé con una información que me llevó a leer todo el hilo. Hablaba de cómo mujeres británicas y, después de que su selección de fútbol perdiera la Eurocopa ante Italia, abrían las puertas de sus casas a otras mujeres para protegerlas de las violencias machistas que se iban a generar tras la frustración de haber perdido la Eurocopa de fútbol.
Me quedé pasmada. Nunca se me había pasado por la cabeza, así en frío, que esto pudiera pasar. Pero pasa y los agresores machistas usan a sus mujeres como saco de boxeo para liberar su frustración, perdiendo por completo el control de la situación ante una simple pérdida de un partido de fútbol. No consigo entenderlo. Igual es que nunca ha habido en mi vida ninguna persona con esa pasión por el fútbol y al mismo tiempo, baja tolerancia a la frustración.
Esto ilustra a la perfección la esencia misma de las violencias machistas y el mito de las medias naranjas que sustenta al amor romántico. Pero también pone de manifiesto la aceptación generalizada de que nuestras vidas de mujeres son vidas de segunda o de tercera categoría que se pueden usar a conveniencia del agresor, sea este marido, novio, amante, etc.
La cultura de la violencia de los campos de fútbol va más allá, como, al menos yo he comprobado hace poco. La masculinidad tóxica impuesta y vivida a lo largo de los siglos, sigue vigente en nuestros días. Un poco más disfrazada si se quiere, pero igual de violenta para con las mujeres.
Y otra evidencia de lo poco que importan nuestras vidas. Se produce un asesinato de un joven por su orientación sexual y las redes arden, surgen manifestaciones espontáneas por todo el Estado, altares en su memoria, reivindicación de su memoria y repetición hasta la saciedad de su nombre, etc. Asesinan a dos mujeres el mismo día y solo se las nombra por las ciudades donde han sido, en el mejor de los casos asesinadas cuando no muertas, algún minuto de silencio en sus comunidades y algún tuit por parte de altas responsable de igualdad. Nada más. Judicialmente se investigará, faltaría más, pero ni arden las redes, ni se reivindica su memoria, ni manifestaciones espontáneas. Nada.
El patriarcado y sus correligionarios posmodernos chupi guays, junto con un capitalismo salvaje están consiguiendo naturalizar esas muertes, adormecer conciencias para que, como el título de la película que interpretaba la gran Bardem, “Nadie se acordará de nosotras cuando hayamos muerto”.
Solamente el movimiento feminista radical, el que va a las raíces de los problemas, sigue denunciando las violencias machistas y exigiendo reformas de calado a nivel social y jurídico para proteger las vidas de las mujeres ante sus agresores y asesinos que duermen con ellas. Solo las feministas, como hicieron las británicas, claman y abren puertas para proteger a nuestras hermanas de las agresiones de quien dijo amarlas y protegerlas. A ellas y a sus criaturas, claro.
Desde el feminismo exigimos respeto y una vida sin ningún tipo de violencias. Desde el feminismo denunciamos las actuales políticas de un Ministerio que no atiende las necesidades de las mujeres. Que no ha escrito ni una sola letra ni ha trabajado ni un solo minuto en la abolición de la prostitución, dejando en situación de esclavitud sexual y de violencia extrema a decenas de miles de mujeres y en un limbo la reproducción reproductiva de la compraventa de criaturas a través de los vientres de alquiler. Un Ministerio que no ha legislado ni una sola letra sobre educación sexoafectiva de nuestras criaturas y que está permitiendo que la pornografía sea la escuela de nuestra niñez y adolescencia. Una pornografía que violenta los cuerpos de las mujeres e incluso niñas y que sigue creciendo exponencialmente basándose en la violencia sexual sobre las mujeres.
Sé que no estoy aportando nada nuevo al discurso feminista, pero un recordatorio de vez en cuando de la agenda feminista que la ministra de Igualdad tiene olvidada, creo que puede llegar a ser oportuna ante la invasión de posmodernismo guay que nos quiere, mejor dicho, que ya nos está arrebatando derechos e invisibilizando como mujeres que somos y nuestros problemas específicos.
Pero somos muchas y muchos los que tenemos claro cual es el camino para vencer al patriarcado y ahí vamos a continuar.
De momento, vamos a descansar por vacaciones unas semanas. Felices vacaciones a la buena gente!!!!!
Ben cordialment,
Teresa