Ahora que tengo un poco más de tiempo, me he dedicado a toquetear el ordenador y explorar un mundo que tan poco he explotado como es internet y he descubierto una décima parte, supongo, de sus miserias y de sus bondades. Está claro que en este mundo global lo interesante es poder compartir en décimas de segundo pensamientos, sentimientos, ideas, emociones, informaciones, abusos, denuncias, honores…, pero dentro de esa amalgama de situaciones, también se inmiscuyen muchas tonterías que me da la sensación de que sirven sólo para ensalzar los egos, ocupar espacio y crear grandes narcisistas que sólo saben mirarse el ombligo.
Me he encontrado con bloggers que me han hecho pensar, blogs que me ha requerido tiempo para asimilar los grandes conocimientos de sus autores, otros que me han conmovido o que sirven a sus creadores para abrirse a un mundo exterior desde una realidad en la que la libertad de expresión está cuestionada. Pero también me he encontrado con tanta tontería, tanto esnobismo que más que hacerme reír, me ha hecho sentir vergüenza ajena. Hay tanto narcisista que se muestra descaradamente como si fuera lo más de lo más, que son capaces de rayar la estupidez con comentarios que harían sonrojar al más pintado, y no por soez, sino por ridículo, que se creen el ombligo del mundo y aún pretenden que les alaben por su “buen gusto”. Está claro que no llueve nunca a gusto de todos y ahí también reside la virtud del ciberespacio: hay sitio para todos.